Personaje clave de los primeros años de la Argentina, fue dos veces gobernador de Buenos Aires y logró capitalizar un poder que terminó constándole el exilio. Historia de una de las figuras políticas argentinas que aún hoy en día continúa despertando polémica.
Retrato de Juan Manuel de Rosas.
Si algo hemos aprendido en el colegio es la eterna disputa entre Federales y Unitarios, tema central de gran parte del siglo XIX con varios nombres propios como protagonistas. Juan Manuel de Rosas es un personaje obligado a abordar para entender los enredos y las dificultades que atravesó el país en sus primeros años. Curiosidades de un personaje que ante todo fue un hombre.
Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rosas y López de Osornio llegó al mundo el 30 de marzo de 1793 en Buenos Aires, la casa donde nació está ubicada en lo que hoy es la calle Sarmiento entre Florida y San Martín. Hijo de León Ortiz de Rosas y Agustina López de Osornio, su familia era de buena posición económica lo que le permitió tener un acceso a una buena educación, aunque su pasión siempre serían las tareas rurales.
Fachada de la casa donde nació Rosas.
De joven tuvo participación activa en los hechos más destacados de la historia nacional como la Reconquista de Buenos Aires en 1806 y en la Defensa de la Ciudad en 1807, ambos hechos, le valdrían una distinción por su valor. Hasta después de la Independencia se mantuvo al margen de la esfera pública.
Retrato de Rosas en su niñez.
Los años pasaron y la relación con su madre se hacía cada vez más difícil, Doña Agustina se opuso al casamiento de Juan Manuel y Encarnación Ezcurra y debieron mentir diciendo que la joven estaba embarazada. Tiempo después tendrían dos hijos que sobrevivieron a la adultez: Juan Bautista y Manuela, además, la pareja criaría como propio al hijo de la hermana de Encarnación y Juan Manuel Belgrano: Pedro Rosas y Belgrano.
Encarnación Ezcurra y Juan Manuel de Rosas.
Manuela Robustiana Ortiz de Rozas, conocida popularmente como "Manuelita".
Fue justamente las interminables disputas familiares que llevaron a Rosas a cambiar su apellido, modificó la Z por una S, y le devolvió los campos a su familia para iniciar proyectos propios. La fortuna que lograría sería a través de su rol como ganadero y exportador de carne. De hecho, a principios de 1820, escribió Instrucciones a los mayordomos de estancias donde detallaba las responsabilidades de cada uno de los administradores, capataces y peones.
Estancia en Virrey del Pino, hoy conocida como Museo Histórico Municipal "Brig. Gral. Don Juan Manuel de Rosas".
En 1820 vuelve a la esfera política, fue un aliado del gobernador de ese entonces, Martín Rodríguez, y participó en el armado del Tratado de Benegas que puso fin al conflicto entre Santa Fe y Buenos Aires. Casi diez años después, en 1829, fue protagonista junto a Lavalle del Pacto de Cañuelas que tenía como objetivo poner fin a la guerra civil y se llamaría a elecciones con una sola lista de unidad de federales y unitarios.
A fines de 1829, la legislatura proclamó a Rosas como Gobernador de Buenos Aires y dándole el título de Restaurador de las Leyes e Instituciones de la Provincia de Buenos Aires, además se le dieron "todas las facultades ordinarias y extraordinarias que creyera necesarias, hasta la reunión de una nueva legislatura". Durante los primeros años de su gobierno se desata una feroz guerra civil que parecía no tener final. De hecho, esto le sirvió de excusa a Rosas para dilatar la organización constitucional: "primero la organización de las provincias y luego el país".
La casona de Rosas en Palermo, hoy está ubicado el Parque 3 de febrero.
Durante su primer gobierno se fundaron pueblos, se reformaron el Código de Comercio y el de Disciplina Militar, además se reglamentó la autoridad de los jueces de paz de los pueblos del interior y se firmaron tratados de paz con los caciques. En 1832 la Legislatura nuevamente le ofrece la reelección. Rosas la rechaza porque no le ofrecieron las facultades extraordinarias. y fue sucedido por Juan Ramón Balcarce.
Tras dejar el gobierno coordinó una "Campaña al Desierto" contra los indígenas pampas, los ranqueles, los tehuelches y los araucanos ubicados en la Pampa y el norte de la Patagonia y que contó con la colaboración inicial de las provincias afectadas por la frontera aborigen. El famoso científico Charles Darwin estuvo de visita en el país durante aquellos años y brindó detalles de aquello: "Los indios formaban un grupo de unas 110 personas (hombres, mujeres y niños); casi todos fueron hechos prisioneros o muertos, pues los soldados no dan cuartel a ningún hombre. Los indios sienten actualmente un terror tan grande, que ya no se resisten en masa; cada cual se apresura a huir por separado, abandonando a mujeres e hijos. Sin disputa, esas escenas son horribles, ¡pero, cuánto más horrible todavía es el hecho cierto de que los soldados dan muerte a sangre fría a todas las indias que parecen tener más de veinte años! Y cuando yo ―en nombre de la humanidad― protesté, se me replicó: '¿Qué otra cosa podemos hacer? ¡Tienen tantos hijos esas salvajes!'."
El Restaurador retratado en su labor de estanciero.
Para 1935 volvería la gobernación tras nuevas disputas civiles. Su condición para aceptar el cargo fue que se le diera la "suma del poder público", por la cual la representación y ejercicio de los tres poderes del estado recaerían en él, el gobernador, sin necesidad de rendir cuenta de su ejercicio. Ya entrado el segundo mandato eliminó de todos los cargos públicos a sus opositores, expulsó a todos los empleados públicos que no fueran federales, borró del escalafón militar a los oficiales sospechosos de ser opositores e impuso a los que trabajaban en la administración pública y militares el uso del famoso cintillo punzó.
El mes de octubre de 1840 es conocido como "mes del terror" u "octubre rojo" y se cree que Rosas fue el instigador de una gran matanza de partidarios unitarios a través de su organización parapolicial: La Mazorca. Los símbolos de los unitarios, e incluso, los objetos de colores identificados con los unitarios como el celeste y verde fueron destruidos. Las casas, la ropa, los uniformes: todo lo que pudiera colorearse fue pintado de color rojo.
Un poco conocido retrato del exgobernador.
El 18 de septiembre de 1845, las flotas inglesas y francesas bloquearon el puerto de Buenos Aires e impidieron que la flota porteña apoyara a Oribe en Montevideo, este hecho pasaría a la historia como la Batalla de Vuelta de Obligado de la que San Martín habló ya en su exilio en Francia: "Sobre todo, tiene para mí el general Rosas que ha sabido defender con toda energía y en toda ocasión el pabellón nacional. Por esto, después del combate de Obligado, tentado estuve de mandarle la espada con que contribuí a defender la independencia americana, por aquel acto de entereza, en el cual, con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglo-francesa, que pocos o muchos, sin contar los elementos, los argentinos saben siempre defender su independencia".
Tras el fin del bloqueo anglo-francés, los opositores a Rosas volvieron a cuestionarlo por la demora en convocar una convención constituyente y usar una posible guerra contra Brasil como excusa. Fue así que comenzó a gestarse el plan para derrocarlo, hecho que finalmente sucedió el 3 de febrero de 1852 cuando Justo José de Urquiza lo vence en la Batalla de Caseros.
Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852.
Rosas terminaría exiliándose y pasando los últimos años de su vida en una granja en el sur de Inglaterra, en Southampton. Como dato de color jamás aprendió inglés y no permitió que se le sacara ninguna foto. Falleció el 14 de marzo de 1877 y sus restos recién fueron repatriados el 1 de octubre de 1989 durante la primera presidencia de Carlos Saúl Menem.
Casa que perteneció a Rosas durante su exilio en Southampton.
Tumba donde descansaron los restos de El Restaurador hasta la repartición de sus restos en 1989.
Repatriación de los restos de Rosas durante el gobierno de Menem, hoy descansan en el Cementerio de La Recoleta.
Amor-odio, respeto-indiferencia o admiración-desprecio… Lo cierto es que Juan Manuel de Rosas ha sido una figura trascendental en los primeros años de nuestro país. Condujo con mano firme las riendas de una Argentina a la que le llevaría décadas organizarse. Su influencia en los años posteriores es innegable, no sólo por su figura si no por esa sensación de que los políticos que lo sucedieron intentaron acercarse o alejarse de a una forma de gobernar que fue y es motivo de eternos debates. ¿Héroe o villano? No hay respuesta única. Sencillamente fue un hombre atravesado por un tiempo, una época. Al que como a todos, el poder lo cegó porque no hay historias de mortales sin pasiones y locuras.
Por Yasmin Ali
*Tw: @YasFriends
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