Como si fuera una novia a punto de subirse al altar, rosas, claveles, pimpollos, lienzos impolutos y vestidos para la ocasión los integrantes de la banda californiana dieron y recibieron el "Sí, Quiero" de parte de una multitud que coreó todos los temas y gozó con los bises. Aunque se quedaron seguramente con ganas de más les juraron amor eterno en un colmado estadio Malvinas Argentinas.
Por Canal26
Miércoles 9 de Noviembre de 2011 - 00:00
Como si fuera un casamiento y no un mero concierto, la infaltable demora sirvió, al menos para quien suscribe, para departir unas palabras de afecto con uno de los invitados. Invitado con tarjeta porque ellos los eligieron. Sí señores, Faith No More, eligió a The Tormentos como padrinos de esta digamos, su boda argentina. Antes de las 21.34, Marcelo, el bajista de los padres del surf local, no cabía en su cuerpo, y lo ojos le brillaban más que la calva que le da identidad, además de las camisas alusivas.
Entonces luego del show de los teloneros, se apagaron las luces, y se descubrió el telón blanco, que luego los músicos combinarían con sus atuendos. Quiza la demora hizo que los FNM arranquen al palo con Woodpecker From Mars, Land of Sunshine y Be Aggressive antes del primer hit, Midlife Crisis, donde Mike Patton, líder de los prometidos, salude en su castellano cocoliche y cómplice nos invite a escuchar “un tema de Charly García”, uno de nuestros próceres nacionales, desvalorizado por las huestes alterno metaleras que siguen con devoción a los FNM.
Con devocion y emoción siguieron cantando y pogueando las sublimes Caffeine, Evidence y ese himno perdedor que Last Cup of Sorrow, mientras la banda, demasiado acelarada por momentos, padecía los embates del sonido que tapaban un poco el audio fiel de la batería.
Patton seguía haciendo de las suyas entre tema y tema como cuando inquirió si “hacía frío” ante el atestado hervidero y jugueteó con la poco feliz idea de irnos todos “a ver a Ringo Starr”, que a esa altura de la noche en otra de las puntas y puntos de la ciudad estaría desatando su segunda y última fiesta de impronta beatle.
Diggin the grave y la hiperkinética y enferma Cucko for caca dieron paso al paladeo elegante cual trago con aceitunita adentro que es la cool Easy pegada a la magnífica y poderosa Ashes to ashes.
El calor apretaba y Patton invitó a si “queríamos tomarnos una cerveza”. El Sí generalizado se encontró, con un “nostoros no, es que somos muy religiosos”. Ceremonia que religiosamente siguió el curso de la lista de temas que deparaba Everithing’s Runed, The Gentle Art of Making Enemies, y un cierre brutal de la mano de King for a Day, la precursora y disparadora Epic y la celebrada Just a Man.
A esta altura poco mås de una hora después del inicio la expectativa estaba puesta en los bises, que no fueron los Chile, según la lista que portaba un colega.
El primero que no pudimos descifrar, We Care a Lot, otro más, y no jodamos más. Que el hombre y el hambre de un tema tal o cual no separe lo que Dios Faih No More con su público han unido. A contarlo y a esperar la vuelta o las vueltas, hasta que la muerte nos separe.
Por Sergio Corpacci
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