Miles de porteños pasan por su tumba a diario, aunque la mayoría desconoce de quién se trata. Cómo el hombre más polémico terminó en el lugar más indeseado.
Mausoleo en Plaza Miserere
Por la Plaza Miserere, a metros de la estación de Once de CABA, pasan cientos de miles de personas a diario que se dirigen por la mañana a sus trabajos y por la noche regresan a sus casas. En la vorágine de la cotidianeidad pasamos de largo aquel monumento imponente de cemento en el centro de la plaza: el mausoleo de Rivadavia, de 15 metros de ancho por 24 y medio de largo con una altura máxima de 9 metros. Pero, ¿por cómo terminaron los restos del prócer en el corazón Balvanera?
Bernardino Rivadavia
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Bernardino de la Trinidad González Rivadavia y Rivadavia nació el 20 de mayo de 1780 en Buenos Aires. Estudió en el Real Colegio de San Carlos, participó en las Invasiones Inglesas y en la vida política posterior a la caída del virrey Cisneros. Llegó a ser ministro de Relaciones Exteriores durante la gobernación de Martín Rodríguez, cargo que utilizó para gestionar el Empréstito Baring, el primero en la historia argentina que inició la deuda externa.
Desde el 2 de febrero de 1826 y el 27 de junio de 1827 fue elegido presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, cargo al que debió renunciar muy criticado por su centralismo porteño y el empréstito que firmó con el banco británico. Tras el fracaso por intentar dictar una Constitución en 1826, con preponderante tinte unitario, fue obligado al exilio en 1829.
Mausoleo de Rivadavia
Se casó con Juana del Pino y Balbastro, hija del exvirrey Joaquín del Pino. Tuvo cuatro hijos: Benito, Constancia, Bernardino y Martín. Intentó regresar a Buenos Aires en 1834, en ese entonces era señalado por conspirar contra la "causa americana", afirmando que deseaba instalar nuevamente la monarquía en estas tierras. Por esa razón no pudo establecerse y fue obligado a dejar su patria. “Moriré en el destierro”, les dijo a sus amigos cuando se embarcó rumbo a Uruguay.
Primero se estableció en Mercedes, luego en Colonia de Sacramento donde fue pionero de la apicultura en el país vecino. Introdujo colmenas que produjeron miel y cera, esta última fue enviada a Buenos Aires para elaborar velas para ser usadas en la iglesia del pueblo. Allí duró hasta 1841 cuando nuevamente deportado.
Su nuevo destino fue Río de Janeiro, un accidente doméstico acabó con la vida de su esposa Juana. Desde su muerte se volvió un ermitaño que rechazaba la mayoría de visitas que se le acercaban en su exilio. Volvió a Europa donde murió en Cádiz a los 65 años. Su último deseo no fue cumplido: "Que su cuerpo no vuelva jamás a Buenos Aires y muchos menos a Montevideo”.
Bernardino Rivadavia
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Entonces, si nunca quiso ser enterrado en Buenos Aires, ¿cómo terminaron sus restos en una de las plazas más concurridas de la Ciudad? Simple, miembros de la Generación del '37 y las damas de la Sociedad de Beneficencia idearon el operativo retorno de sus huesos como una señal de "triunfo" de los unitarios. Llegaron en agosto de 1857.
Domingo Faustino Sarmiento, José Mármol, y Bartolomé Mitre fueron los oradores del solemne acto. Dalmacio Vélez Sársfield lo definió como el “ilustre padre de la República Argentina…”. Fue enterrado en el Cementerio de la Recoleta a la espera de un monumento que nunca se construyó.
El mausoleo años antes. Foto: AGN
Recién para el 3 de septiembre de 1932 se inauguró el mausoleo para el que se usaron más de 1.600 bloques traídos desde Alemania. El autor fue Rogelio Yrurtia, uno de los grandes maestros argentinos de la escultura, “el Auguste Rodin del país”. El bloque es un homenaje a Rivadavia y a la República con figuras en bronce en cada lateral que simulan custodiar del lugar. Se estima que en el lugar había 50.000 personas.
Un detalle, originariamente a lo que llamamos Plaza Once nació como 11 de septiembre y no en honor a Sarmiento. Fue por 11 de septiembre de 1852, en homenaje a la revuelta de Buenos Aires contra las políticas federales de Justo José de Urquiza. Es decir, el más unitario de todos descansa en la plaza más unitaria de la Ciudad.
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