Cinco países europeos colocarán minas terrestres en la frontera con Rusia para formar una “mortífera cortina de hierro”
Los países miembros de la OTAN están muy atentos a lo que suceda en la guerra entre Rusia y Ucrania dado que una escalada en el conflicto bélico podría desembocar en una Tercera Guerra Mundial. Más pendientes aún están las naciones fronterizas con el país más grande del mundo.
Ante este contexto, Finlandia, Estonia, Lituania, Letonia y Polonia planifican instalar una nueva “cortina de hierro” en las fronteras con Rusia y Bielorrusia, para protegerse de un posible ataque. Estas naciones, que se apartaron de la Convención de Ottawa -el tratado internacional que prohíbe el uso de minas antipersonales-, proyectan establecer una nueva barrera militar.
El plan contempla la instalación de millones de minas terrestres en puntos estratégicos del este europeo. Las fuerzas armadas ya analizan posibles ubicaciones, y una de las zonas clave que gana relevancia es Lituania, por su cercanía tanto con Bielorrusia como con Kaliningrado, el enclave militarizado de Rusia.
Sin embargo, la población de este país considera peligroso para los habitantes la instalación de minas, debido a que imposibilitaría a los ciudadanos a ir libremente por los bosques, sin correr peligro de que estalle un explosivo.
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Igualmente, estas municiones se colocarán en casos de crisis y que serán almacenadas cerca de las fronteras con Rusia y Bielorrusia.
Las minas terrestres, un peligro para civiles y “una cortina de hierro”
Teniendo en cuenta que, solo en 2023, las minas terrestres provocaron la muerte de 2.000 personas a nivel mundial (el 84% de ellas eran civiles); la iniciativa de los cinco países es cuanto menos polémica.
Además, "cortina de hierro" es un concepto muy importante: remite a una barrera ideológica y física que dividió a los países de Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
En algunos casos se materializó en fronteras fortificadas con alambres de púas, muro, torres de vigilancia, instalaciones de disparos automáticos y minas, que se extendían a lo largo de miles de kilómetros.
Incluso, implicó restricciones para la libre circulación de las personas entre los bloques enemistados.
