Carlos III protagoniza un hito religioso y diplomático: su reunión con León XIV en el Vaticano y la grieta que deja atrás

El rey Carlos III y la reina Camila llegaron a Roma para una visita histórica al Vaticano, donde fueron recibidos por Monseñor Javier Domingo Fernández en representación del Papa León XIV.
El punto culminante del viaje será este jueves, cuando Carlos III participe junto al Papa León XIV en un servicio religioso público en la Capilla Sixtina, bajo el célebre techo pintado por Miguel Ángel. El gesto es de una magnitud histórica: por primera vez en quinientos años, un monarca británico compartirá una ceremonia de oración con el líder de la Iglesia Católica, desde la ruptura de Enrique VIII con Roma en 1534.

El encuentro entre ambos líderes religiosos y políticos será también el primero desde la elección de León XIV, quien asumió el 8 de mayo tras la muerte del papa Francisco. En la audiencia privada prevista en el Palacio Apostólico, se espera que dialoguen sobre el cuidado del planeta, la paz mundial y el rol actual de la fe en una sociedad global.
Durante la ceremonia ecuménica, se leerán pasajes bíblicos y se elevarán oraciones por la paz, en un intento por reafirmar el mensaje de unidad y respeto mutuo entre las iglesias cristianas. Según explicó Monseñor Flavio Pace, se preparó un sitial exclusivo para el monarca británico en la Basílica de San Pablo Extramuros, decorado con su escudo y la inscripción latina Ut unum sint (“Que sean uno”). “Es un signo de honor y de comunión espiritual”, señaló. El asiento permanecerá allí como símbolo de respeto entre la Corona británica y la Santa Sede.
También podría interesarte
La agenda de los reyes incluye una recepción con el embajador británico ante la Santa Sede, una visita privada a los Museos Vaticanos y un encuentro con seminaristas y sacerdotes de la Commonwealth en The Pontifical Beda College. Camila, por su parte, mantendrá conversaciones con religiosas dedicadas al empoderamiento femenino y la justicia social, reforzando el compromiso humanitario que ambos monarcas vienen impulsado desde su coronación.

Más allá de la solemnidad de los actos, la visita se desarrolla en un contexto delicado para la Casa de Windsor. Carlos III enfrenta nuevas tensiones internas derivadas de las revelaciones sobre su hermano, el príncipe Andrés, en relación con el caso Epstein. Aun así, el monarca parece decidido a proyectar una imagen de liderazgo sereno y conciliador, alejado de las controversias políticas y más cercano a los valores espirituales.
Un rey británico está obligado por ley a ser protestante
Como jefe de la Iglesia de Inglaterra (una confesión separada del catolicismo desde el siglo XVI), el soberano tiene la obligación legal de profesar la fe protestante.
“De 1536 a 1914 no hubo relaciones diplomáticas oficiales entre el Reino Unido y la Santa Sede”, recordó el profesor William Gibson, de la Universidad Oxford Brookes. Recién en 1982 se abrió una embajada británica ante el Vaticano, un gesto que inició un lento proceso de acercamiento.

Desde su ascenso al trono, Carlos III promovió una visión abierta del cristianismo y un diálogo interreligioso más inclusivo, en consonancia con su preocupación por el medio ambiente y la cooperación global. Su encuentro con León XIV busca afianzar esa senda de entendimiento.
Mientras tanto, la Iglesia de Inglaterra atraviesa una profunda transformación. Con unos veinte millones de fieles bautizados, pero menos de un millón de practicantes regulares, enfrenta un marcado declive. En este contexto, la designación de Sarah Mullally, una madre de familia de 63 años, como la primera mujer al frente de la institución a partir de 2026 simboliza el cambio de época.
La visita de Carlos III al Vaticano no solo quedará en los libros de historia por su dimensión simbólica, sino también por el mensaje de unidad que encierra. Medio milenio después de la grita que dividió a las dos Iglesias, el monarca británico busca sanar viejas heridas y proyectar un futuro de diálogo entre fe y humanidad.