Una melodía con mensajes ocultos: cómo es y qué anuncia el canto de la calandria

El canto de la calandria no solo adorna los paisajes rurales y urbanos de Sudamérica, sino que también despierta la curiosidad de quienes la escuchan. ¿Qué anuncia realmente esta ave cuando se la oye cantar desde un árbol o entre los arbustos del patio?
La calandria grande, conocida científicamente como Mimus saturninus, es una especie paseriforme de la familia Mimidae que habita distintos ambientes abiertos de América del Sur. A pesar de no estar emparentada con la calandria europea, ambas comparten la habilidad para imitar sonidos, lo cual les otorga un simbolismo especial.

Con unos 27 centímetros de largo, esta ave de plumaje discreto pero elegante combina un dorso pardo grisáceo, alas oscuras con bordes blancos y una cola que al desplegarse muestra dos manchas blancas distintivas. Su largo pico le permite alimentarse de insectos y frutas, y sus patas robustas son ideales para desplazarse con rapidez por el suelo.
Su voz, sin embargo, es una de sus características más admiradas: no solo imita a la perfección a otras aves, sino también sonidos del entorno, silbidos humanos e incluso fragmentos musicales.
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El imaginario popular le atribuye mensajes al canto de esta ave. En zonas rurales, se cree que si canta cerca de la cocina, es señal de visitas próximas. En cambio, si lo hace en el jardín, anuncia novedades.

Su canto también se relaciona con cambios climáticos, como la llegada de lluvias o vientos, y hasta con acontecimientos personales, como casamientos o armonía conyugal. En algunas regiones, como Cuyo, se dice que su voz en invierno llama al viento Zonda.
Otros datos curiosos sobre la calandria
Durante la primavera y el verano, la calandria inicia su etapa reproductiva. Junto a su pareja, construye un nido profundo y algo desordenado, donde la hembra deposita entre 2 y 5 huevos celestes con manchas marrones.

Esta ave, sin embargo, enfrenta amenazas como el tordo renegrido, que destruye sus huevos para colocar los propios y que sean criados por otros. Destruir su nido, sea donde se ubique, se considera de mala suerte.
Considerada en el folclore argentino como “la reina de los ojos negros”, la calandria simboliza la libertad. Su resistencia al encierro es tal que, al ser privada de su entorno natural, deja de cantar y puede morir.