Adiós a los hongos: por qué tu lengua de suegra necesita cúrcuma para mantenerse sana y libre de insectos

La lengua de suegra se consolidó como una de las plantas más elegidas por los argentinos para adornar balcones, terrazas y espacios interiores. Su resistencia y su aspecto llamativo la han vuelto imprescindible en la decoración de hogares modernos. Sin embargo, cuidar de esta planta requiere algo más que estética: un pequeño gesto puede marcar la diferencia en su salud y crecimiento.
El secreto está en la cúrcuma, ese característico polvo amarillo que muchos utilizan en la cocina. Además de aportar sabor a los alimentos, posee propiedades antifúngicas y antibacterianas que la hacen ideal para proteger las plantas de hongos y enfermedades.

Al espolvorear una pizca de cúrcuma sobre la tierra de la lengua de suegra, se crean barreras naturales contra hongos y bacterias que podrían dañar sus raíces o sus hojas. Este método, totalmente seguro para la planta y el ambiente, se volvió un truco casero popular entre los aficionados a la jardinería.
Lengua de suegra con cúrcuma: cómo aplicarlo correctamente
El procedimiento es simple y no requiere conocimientos previos: basta con colocar un poco de cúrcuma cerca del tallo, sobre la superficie de la tierra, y continuar regando la planta como de costumbre.
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La técnica resulta especialmente efectiva cuando se observan manchas en las hojas o un olor desagradable en la tierra, señales de posibles infecciones. Incorporar cúrcuma permite prevenir estos problemas, manteniendo la planta sana y favoreciendo su desarrollo.

Este recurso natural no solo protege a la lengua de suegra, sino que también contribuye a su crecimiento y a mantener su atractivo follaje, consolidando su lugar como favorita en hogares y jardines de todo el país.
Reproducir la lengua de suegra es muy fácil: no tires sus hojas caídas y seguí este paso a paso
La lengua de suegra (Sansevieria) es súper noble y fácil de multiplicar. Si una hoja se quebró o se desprendió, no la tires: con un procedimiento simple se pueden obtener plantas nuevas a partir de ese resto.
Cómo hacerlo
Elegir la hoja
- Usar una hoja caída que esté firme, sin manchas ni partes blandas.
- Si es muy larga, cortar en tramos de 7 a 10 cm. Marcar cuál es la base (el lado que estaba hacia la maceta) para plantarla en la orientación correcta.

Dejar que cicatrice
- Apoyar los segmentos en un lugar seco y a la sombra 24 a 48 horas hasta que el corte forme una costra. Esto previene la pudrición.
Elegir el método
- En agua: colocar solo la base del segmento en un vaso con agua limpia (apenas 1–2 cm sumergidos). Cambiar cada pocos días.
- En tierra: plantar la base en un sustrato liviano y drenado (por ejemplo, tierra + perlita/arena). Usar maceta con orificios y ubicar en luz brillante indirecta.
Esperar el enraizamiento
- Tener paciencia: primero verás raíces, y más adelante brotes. El proceso puede llevar varias semanas o meses.

Consejos clave para que funcione
- Riego medido: el exceso de agua es el principal enemigo. En tierra, regar poco y dejar secar entre riegos; en agua, mantener el nivel bajo y limpio.
- Buena luz (sin sol directo): acelerar el enraizamiento y el crecimiento de los brotes.
- Identificar los brotes: al comienzo aparecen raíces blancas; luego verás puntas verdes emergiendo desde la base.