Conducta canina: por qué los perros pueden volverse agresivos en la adultez, según Harvard

La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, analizó más de 4.400 perros de 211 razas diferentes y distinguió dos grupos de conductas problemáticas.
Perro agresivo
Perro agresivo

Un equipo de la Universidad de Harvard publicó en Scientific Reports un estudio que arroja nueva luz sobre el origen de la agresividad en los perros. Según la investigación, los primeros seis meses de vida constituyen una etapa crítica en la que la crianza y las experiencias determinan en gran medida el comportamiento futuro de los animales.

El análisis incluyó a 4.497 perros de 211 razas y concluyó que la negligencia o el maltrato durante ese período elevan de forma significativa la probabilidad de que el animal desarrolle miedo y conductas agresivas.

La agresividad en los perros puede suceder por una mala educación. Foto: Unsplash.

Los investigadores remarcaron que “los eventos estresantes antes de los seis meses de edad se asocian con un aumento significativo de conductas indeseables”.

El estudio también identificó diferencias según la raza. Los perros esquimales americanos, los huskies y los sabuesos leopardo americanos mostraron mayor vulnerabilidad a un entorno adverso.

En cambio, los labradores retrievers y golden retrievers se destacaron por su estabilidad conductual incluso frente a experiencias negativas.

Además de las consecuencias del maltrato, los expertos subrayaron la importancia de la socialización temprana. Los animales que mantuvieron interacciones positivas con personas, otros perros y diversos ambientes demostraron mayor capacidad de adaptación en la adultez. De acuerdo con los autores, este tipo de estímulos puede compensar los efectos de un inicio de vida difícil.

Golden retrievers. Foto: Unsplash
Los labradores retrievers y golden retrievers se destacaron por su estabilidad conductual.

¿Cómo se realizó el estudio?

La metodología se basó en cuestionarios completados por los dueños, conocidos como C-BARQ, en los que se describieron reacciones de los animales ante situaciones como ruidos fuertes, la presencia de extraños o la competencia por recursos. Aunque los resultados dependen de la percepción humana, la consistencia de los datos refuerza la validez de las conclusiones.

El estudio distinguió dos grupos de conductas problemáticas: agresivas (gruñidos, intentos de mordida, actitudes posesivas) y de miedo (temblores, huida, rechazo al contacto social). Estas categorías, según los investigadores, resultan claves para diseñar programas de prevención y rehabilitación.

La socialización temprana es clave para la educación canina. Foto: Unsplash.

Los autores concluyen que comprender este “período crítico” permitirá orientar mejor la adopción responsable, reducir el riesgo de abandono y fomentar la crianza de animales emocionalmente equilibrados.

Para los especialistas, la intervención temprana y el entrenamiento adecuado de los dueños no solo fortalecen el vínculo entre humanos y perros, sino que además contribuyen a una convivencia más segura y armoniosa.