Frío extremo: ¿cuáles son los cinco animales que pueden sobrevivir a las más bajas temperaturas?

Osos polares. Foto: Unsplash

El frío y las temperaturas bajo cero no son para cualquiera, y esto también se aplica al reino animal puesto que no todos los animales tiene la capacidad de sobrevivir a ambientes donde la temperatura récord roza los 90° bajo cero. 

Uno de los lugares más fríos es el polo sur, donde el sol no desaparece durante los días de verano pero tampoco se eleva lo suficiente como para calentar el ambiente, mientras que en el invierno solo hay oscuridad y ventarrones que hacen que cualquiera corra en busca de calor. Por ello, solo cinco animales puede sobrevivir en estas condiciones. 

Antártida. Foto: Reuters

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Los cinco animales que sobreviven al frío extremo

• Osos polares (Ursus maritimus)

Estos enormes mamíferos viven en los desprendimientos de hielo flotantes en los océanos que rodean a los polos terrestres. La Animal Diversity Web (ADW) explicó que estos animales pueden viajar hasta 1.000 kilómetros de norte a sur, solo en busca de frío, incluso, durante el invierno, estos permanecen en las islas o costas con hielo firme, lugares a la donde se encuentran a la deriva de flujos de hielo o varados en la tierra donde tienen que soportar el clima cálido de la época. 

Los osos son capaces de resistir temperaturas tan bajas como las de los polos gracias a la grasa que obtiene de otros animales con los que comparten hábitat como las focas amarillas, morsas, aves marinas o alguna vegetación del lugar. La capa de grasa de los osos funciona como un aislante del frío y como reservorio de energía, ya que no almacenan ni esconden su alimento para tener previsiones. 

Oso polar. Foto: Unsplash.

• Zorros del ártico (Vulpes lagopus) 

Este animal sobrevive a gracias a su costumbre de carroñar las sobras de las presas de otros depredadores, y se los puede encontrar en regiones del polo norte como así también en Eurasia, en la tundra ártica y alpina. 

Sus patitas son capaces de soportar climas extremadamente fríos por el gran pelaje que las cubre durante el invierno. De ahí, el término lagopus, que significa patas de conejo. Estos zorros conviven en comunidades nómadas que se mantienen unas de otras con 1.6 kilómetros de distancia.

Zorro del ártico. Foto: Unsplash.

• Cetáceos (Cetacea)

En la familia de los cetáceos se encuentran los delfines, marsopas y ballenas, animales que cuentan con una gruesa capa de grasa que los protege del intenso frío, aunque el mecanismo para mantener el calor del cuerpo depende de la especie y el tamaño del cetáceo. 

Aquellos de tamaño pequeño, además de aletas con un sistema de intercambio de calor a contracorriente, mecanismo por el cual el calor de la sangre arterial calienta la sangre en las venas cuando regresa al corazón: también tiene altas tasas metabólicas. Los cetáceos grandes, en cambio, a mayor volumen se tiene mayor calor, esto se debe a la relación entre el área superficial y el volumen, lo que ayuda a que pierdan poco calor en ese entorno frío que los rodea. 

Ballenas. Foto: Reuters

• Morsas (Odobenus rosmarus)

Estos animales prefieren vivir en aguas poco profundas donde se les facilite poder acceder fácilmente a la comida, es por ello que pasan gran parte del tiempo en las orillas de las costas, lugares donde el hielo es relativamente delgado con la capacidad de soportar su peso. 

Las morsas son considerada uno de los pinnípedos más grandes de la fauna marina, con pequeños ojos que se adaptan a los ambientes fríos ya que, según la ADW, existen células grasas en sus óculos que mantienen la temperatura de los ojos en valores cálidos. 

Morsa. Foto: Unsplash.

• Pingüinos (Sphenisciformes)

Estas aves son parte de la familia de Spheniscifromes, las aves incapaces de volar, compuesta por 6 géneros y 17 especies, todas ubicadas en el hemisferio sur. Estos animales tienen la capacidad de tolerar cambios de temperatura en sus cuerpos gracias al plumaje que los cubre y aisla del frío, además de la abundante capa de grasa bajo su piel.

Pingüinos de Magallanes. Foto: Télam.

Sus plumas captan una capa de aire antes de ingresar al agua para así retener la temperatura del cuerpo. Su piel y plumas son tan buenos aislantes que le impiden eliminar el calor de su cuerpo, es por ello que, a través de sus parches sin plumas como la cara, patas y aletas, son las que los ayuda a liberar el calor.