La forma correcta de lavar la lechuga: el ingrediente que no puede faltar para desinfectarla

La limpieza de frutas y verduras es fundamental al cocinar, y para asegurarse de que los alimentos sean seguros, existe un ingrediente de cocina que se convierte en un gran aliado al momento de lavarlos.
Se trata del vinagre, un producto que se obtiene a partir de la fermentación de cáscaras de frutas, pulpas, legumbres o cereales, y no solo se usa para condimentar, sino también para limpiar ciertos alimentos de manera efectiva.
Uno de los trucos más conocidos es el uso del vinagre para lavar la lechuga. Esta técnica, sencilla y rápida, puede hacerse en casa en pocos minutos y aporta múltiples beneficios, eliminando residuos de tierra, pesticidas, insectos y bacterias como Salmonella o E. coli.

Antes de aplicarla, es importante conocer los tipos de vinagre: el que se usa para cocinar y consumir (como el de vino, manzana, arroz o frutas) y el vinagre concentrado o destilado, que es más fuerte y se utiliza exclusivamente para limpieza.
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Cómo limpiar la lechuga con vinagre
Para limpiar la lechuga, colocar las hojas en un recipiente con abundante agua y unas cucharadas de vinagre blanco apto para consumo. Dejar reposar entre 5 y 10 minutos. También, se puede lavar primero y luego rociar el vinagre con un pulverizador.
Este método también se puede aplicar a otros vegetales, frutas y hortalizas. Lo mejor es que el vinagre no deja sabores ni olores fuertes, por lo que tus alimentos conservarán su frescura natural.

Dónde y cómo guardar la lechuga para conservar sus beneficios
Entre los beneficios que tiene esta verdura, aporta vitamina A, calcio, hierro y ácido fólico, que permite fortalecer el sistema inmunológico. Sin embargo, si esta verdura no se guarda ni se lava correctamente, puede generar bacterias que podrían ocasionar graves problemas de salud.
Según un estudio publicado en University of Illinois College of Agricultural, Consumer and Environmental Sciences, las verduras, como la lechuga, se deben guardar en la heladera para que no se reproduzcan los microbios peligrosos.
El resultado de la investigación brindó que, si se guarda a 4 °C, la presencia de la bacteria Escherichia coli (E.coli) se reduce. En cambio, si se deja a temperatura ambiente se expanden a gran medida.