Los expertos buscan comprender las causas biológicas de la ancianidad con la idea de ofrecer herramientas para desacelerar o detener sus signos visibles y las enfermedades relacionadas.
Por Canal26
Domingo 24 de Marzo de 2024 - 17:18
En la actualidad, los científicos trabajan para comprender las causas biológicas del envejecimiento con la idea puesta en ofrecer herramientas para desacelerar o detener tanto sus signos visibles como las enfermedades relacionadas con este.
Estos denominados "signos distintivos del envejecimiento" se dividen en dos categorías: el desgaste general a nivel celular y la disminución de la capacidad del organismo para eliminar células y proteínas viejas o disfuncionales.
Entender cómo funciona el envejecimiento puede ayudar a contextualizar los consejos y la información sobre los últimos avances. En ese sentido, The New York Times consultó a expertos sobre los rasgos distintivos del envejecimiento, cómo estos pueden provocar enfermedades y cómo los científicos intentan modificarlos.
Muchos de los cambios relacionados con la edad se deben a que nuestras células y genes se dañan a medida que envejecemos.
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El ADN acumula cambios durante nuestra vida. A veces, pueden producirse mutaciones como consecuencia de exposiciones ambientales, como a la radiación ultravioleta del Sol. Nuestras células tienen mecanismos para repararlas, pero su eficiencia disminuye con la edad, por lo que los errores pueden acumularse.
La principal consecuencia de esta problemática es que las células dejan de funcionar correctamente y, en el peor de los casos, pueden producirse mutaciones en genes que suprimen tumores, lo que conduce a la aparición del cáncer.
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Cuando una célula se replica y su ADN se copia, los extremos de sus cromosomas se acortan. Estas partes se llaman telómeros y si se acortan demasiado, la célula deja de dividirse. Este proceso es saludable cuando somos jóvenes, porque evita que las células se reproduzcan eternamente y se vuelvan cancerosas. Pero en la vejez se convierte en un problema, especialmente en las células madre, que el cuerpo utiliza para reponer la piel, la sangre y otros tejidos, ya que no pueden dividirse y se pierden.
Este agotamiento de las células madre contribuye a signos físicos del envejecimiento como las canas y una piel más fina y menos elástica.
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Las mitocondrias producen energía, ya que son la central energética de la célula. A medida que envejecemos, estas también dejan de funcionar tan bien como antes, se vuelven menos eficientes y, en consecuencia, generan menos energía.
De esta manera, si no se genera suficiente energía, "todos los demás procesos celulares no van a funcionar con la misma eficiencia", dijo Eric Verdin, presidente del Instituto Buck de Investigación sobre el Envejecimiento, quien participa en dos empresas que buscan fármacos contra el envejecimiento.
Ante esto, el ejercicio regular es una de las mejores maneras para mejorar la salud mitocondrial.
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Uno de los medios más importantes para tratar las células que funcionan mal es relegarlas a un estado conocido como senescencia. Esto no es suele representar un problema, pero a medida que envejecemos, hay más células que deben desecharse y el sistema de eliminación empieza a fallar, por lo que se acumulan, causando cada vez más inflamación.
Ante ello, los científicos exploran métodos para potenciar la eliminación de las células senescentes con una clase de fármacos conocidos como senolíticos.
Por otro lado, la mayoría de las células realizan sus funciones a través de las proteínas que crean. Si bien es normal que estas se estropeen, hay muchas maneras de arreglarlas, aunque estos procesos empiezan a fallar a medida que envejecemos.
Una enfermedad asociada a las proteínas mal plegadas es el Alzheimer. Un modo que tiene el cuerpo de deshacerse de ellas es a través de un proceso conocido como autofagia, que significa "comerse a uno mismo" y en el cual se destruyen todos los componentes defectuosos.
Debido a que la autofagia disminuye con la edad, algunos fármacos que se están estudiando por su efecto sobre el envejecimiento aumentan el proceso. Uno de ellos es la rapamicina, que en dosis elevadas, la respuesta inmunitaria, por lo que a algunos investigadores les preocupa que personas sanas tomen el fármaco.
Expertos coinciden en que las terapias experimentales contra el envejecimiento aún no están listas para un uso generalizado, aunque se muestran optimistas sobre el futuro de este campo.
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