Carlitos Balá: "Le juego a cualquier productor que en diez días tengo a los pibes otra vez"

El ídolo de grandes y chicos sigue divirtiendo como siempre a a varias generaciones. Ver galería de fotos exclusiva y videos con lo mejor de su visita. Por Claudia Seta

Por Canal26

Viernes 17 de Octubre de 2008 - 00:00

“Estoy un kilo y dos pancitos”, así se presentó Carlitos Balá ante Canal 26 este viernes y un mundo de gente lo esperaba para reírse con ese sano humor que lo caracteriza.

Los aplausos y las sonrisas no se hicieron esperar: “Estoy gozando del cariño que sembré durante muchos años. Yo me inicié en el año 58... hago reír desde que nací, hice reír a la partera”, dijo y siguió: “Yo hacía reír en un colectivo, en un tranvía”.

“Estaba haciendo un reportaje cuando nos conocimos, porque yo te veía mucho”, le dijo con esa humildad de siempre a Eduardo Serenellini y confesó que como todo humorista, también tiene sus penas. “Yo soy un poco depresivo, me joroba la miseria del mundo, las injusticias, las leyes que no se cumplen y todo eso me hace mal. Pero ya tengo 83 años y tengo que vivir un poco, que se maten los jóvenes ahora, los que no están drogados, por supuesto”, dijo seriamente.

En su infancia se mandó sus travesuras. “Yo le robaba los puchos a mi viejo a los 13 años... estupideces para sentirte más grande”, confesó agregando que si su padre lo descubría “me mataba mi viejo, porque era fumador”, sostuvo.

Luego vinieron las anécdotas de sus inicios en el mundo artístico. “Me acuerdo, Iván Cazador, un animador famoso de radio, hacía imitaciones... cómo es su nombre, me dijo ‘Carlos Valdés’, le dije... bueno hacéme un bebito llorando... dije, ‘cualquier cosa me viene fenómeno’... aplausos, 10 pesos, bono caja de ahorro postal... cuando llegó, mi viejo había oído, pero no le di la noticia de haberme llamado Carlos Balá, ‘no quise decir el nombre, papito”, relató el ídolo de grandes y niños.

Hoy, se siente tan seguro como hace varias décadas atrás cuando dio el puntapié inicial de una carrera colmada de éxitos entre muchas generaciones: “Le juego a cualquier productor que en diez días tengo a los pibes otra vez... Hoy me viene a ver el grande porque fue chico ayer, a mí ahora me contrataron para trabajar para grandes, porque recuerdan ese tiempo... pero al chico le doy la mano, le hago bubububu y lo hago reír... lo mío es universal”.

“Si la comicidad mañana cambia, sería marciana... grr-un-ti-un-ti-ja-ja-je-je-jo-jo”, agregó Carlitos, que contó que en su programa “tenía 3 maestras jardineras. Si el chico tenía frío, vomitaba, si quería hacer caca... Las maestras no daban abasto. Los mandábamos a buscar con micro, los traíamos y los llevábamos... Que se pongan el saquito... Bajáme el aire acondicionado que los vas a matar de gripe”. Siempre preocupado por los niños, sus queridos niños.

Además, Balá afirmó que hay famosos que cobran las fotos: “Es cierto, pero no vamos a nombrarlos... Un día le firmé a una señora, Para María, con todo cariño... ‘Hay cómo le puedo agradecer’, me dijo... Son 10 pesos, señora... ‘¿Usted cobra las fotos?... y la mano está dura, le respondí... Me tiró la foto diciéndome ‘Yo creía que era más espiritual’... la seguí cuatro cuadras para que me creyera...”

Una anécdota atrás de otra, una risa atrás de otra. “Qué gusto tiene la sal, nació en Mar del Plata... un pibe arrodillado se me acercó y me dijo ‘salado, ¿qué gusto va a tener Balá?... y ahí nació la frase”.

Un grande que siempre roba las sonrisas con ese humor naif, tan simple y tan efectivo para todas las edades. Los ex chicos, que le cuentan a sus hijos cada hermoso recuerdo de Carlitos y mantienen intacto ese niño que hoy llevan en el corazón.


UN IDOLO DE TODAS LAS GENERACIONES

CarlosSalim Balaá, descendiente de inmigrantes sirio-libaneses, nació en Buenos Aires en 1925, en el Barrio de Chacarita. un actor cómico argentino famoso por su dedicación al entretenimiento de los niños. Realizó destacados espectáculos en televisión, cine, circo, y teatro.

El propio Balá cuenta que su primer nombre artístico fue «Carlitos Valdéz», con el que ganó un concurso de imitaciones y ruidos en la radio, pero que lo cambió por «Carlitos Balá», recuperando el sonido de su propio apellido, cuando su padre, luego de haber escuchado el concurso, no se enteró que su hijo había ganado.

En sus inicios y a modo de práctica realizaba monólogos y hacía gracias a los pasajeros de la línea de colectivos 39 (transporte público de Buenos Aires), que le sirvió para ponerse ducho y desarrollar el coraje para establecer contacto con el público. Siendo muy joven integró un famoso trío cómico junto a Jorge Marchesini y Alberto Locati. Posteriormente y después de haber celebrado unos cuantos éxitos con el mencionado grupo, cada uno inició su propia carrera en forma individual, logrando Balá afirmarse muy sólidamente en el mundo del espectáculo, convirtiéndose en una figura de permanente presencia en los medios, aún hasta el día de la fecha -si bien con no tanta regularidad- continúa realizando espectáculos y desplegando un humor sano y muy gracioso, que hace especialmente feliz a los niños y a quienes -no siendo tan niños- lo recuerdan por sus programas infantiles tan seguidos en épocas de sus respectivas infancias.

Su marca registrada es su "flequillo", y sus "frases celebérrimas" (muy pegadizas), que él repite en gags: “¿Qué gusto tiene la sal?... Salado”, su “Ea-ea-ea pe-pé”, "¡Mirá cómo tiemblo!" (ante un enemigo que en realidad era temible), “¿Mamá, cuándo lo vamo' ?” (caracterizado como niño, indicando aburrimiento), "Más rápido que un bombero" o el “Sumbudrule” (mientras inadvertidamente colocaba su mano por detrás de la nuca de sus oponentes como una araña, en señal de burla o disgusto, aunque sin posarla sobre su cabeza).

En TV, Carlitos tenía un amigo invisible: el perrito Angueto, con quien desarrollaba un sketch en el que el perro lo arrastraba a su antojo. Hizo también famosas bromas telefónicas, el trío acrobático Los Malerva, El Indeciso, Petronilo el paisano ingenuo que tras ser engañado por un estafador callejero, y aún creyéndose beneficiado por la fortuna remataba:"Petronilo, la Argentina te queda chica, pedí dos números más" , El mago Mersoni (al que los trucos siempre le salían mal) y Don Generoso, un estereotipado judío del barrio del Once que preguntaba el precio de algún artículo diciendo: "¿cuánto doile?".

Trabajó en filmes, muchos notables como Canuto Cañete Detective Privado, Canuto Cañete conscripto del siete, y Canuto Cañete y los cuarenta ladrones, todas en los 1960s con guiones de Abel Santa Cruz, en otras películas familiares que abrían las vacaciones escolares , fue partenaire de varios filmes de Palito Ortega a principios de los `70. Hizo grandes giras teatrales por Argentina, con suceso en Mar del Plata. Durante algunos años, las acciones actorales se desarrollaban en su circo.

En los años previos a la televisión por cable, Balá tenía un programa semanal, llevándolo al status de top en el entretenimiento infantil junto con el Capitán Piluso y Pepitito. Hoy, se lo extraña en la tele, y en verdad, hace mucha falta para los más pequeños.

Por Claudia Seta (Fotos exclusivas C.S.)