Damián, el primer varón en dejar Gran Hermano

“Ninguno de los dos se quiere ir”, adelantó Jorge Rial, pero finalmente el rubio quedó eliminado con el 60,2 % de los votos. De este modo cortó la fuga femenina. “Se va el sex symbol, chicas” disparó una de las que quedaban. Marianela lo hizo: ¿Comenzó la revancha de las mujeres?

“Pase lo que pase ya sabés esto sigue afuera” le adelantó uno de los participantes. Y encaró a recibir la noticia. Sin saberlos, la suerte de Damián ya estaba echada.
Su cara lo presagiaba. Conocido el resultado, sólo atinó una mueca a la que siguió una sonrisa vaga. Ya la fortuna había abandonado a Damián Fortunato.

“Diez puntos con todos me voy bárbaro, yo no lloro y al que llora lo mato. Y la seguimos afuera”, amenazó y trató de ser complaciente.

Se calzó su gastada camiseta leprosa y se sinceró ante todos: “Yo soy así, trato de ser frontal. Me voy tranquilo. No sé si estoy contento, pero tengo unas ganas de irme. Es fuerte pero los veo a todos afuera”.

La despedida del fana de Newell´s desató el llanto de una participante. Luego comenzó a saludar a quienes se transformaban sus ex, a quienes abrazó efusivamente sin dejar de prometer futuros encuentros. “Nos vemos en el partido con Godoy Cruz”, le aseguró a “Mendoza”, según lo rebautizó.

Ya en diálogo con Jorge Rial reconoció tener un carácter fuerte, pero no se arrepintió de cómo había actuado.” Lo volvería a hacer”, aseguró.

Sólo lamentó haber faltado “al casamiento de mi gran amigo. Eso es algo que me hizo de dudar de entrar o no a la Casa, pero final vine”.

En el primer contacto con sus ex, les aseguró que “afuera seguramente vamos a tener una amistad”

Es que en los tiempos que corren, la amistad verdadera al lado de los quince minutos de fama de la TV, es sólo detalle.

Cuando Rial le propuso conocer quienes lo nominaron, rechazó el convite. "Me hubiese molestado de alguno de los chicos que me nominaran". Sin embargo, el periodista lo convenció y terminó viendo las nominaciones, lo que deparó sorpresas y muecas.
Al partir dejó tras de sí un tendal de caras largas, llantos histéricos, poco creíbles y la sensación de que la Casa es grande y los corazones chicos y cada vez más vacíos.