La historia se da vuelta: encontraron una de las siete maravillas del mundo que estuvo perdida por 1600 años en Egipto

Un equipo internacional de arqueólogos descubrió algo impresionante: la recuperación de 22 bloques monumentales pertenecientes al histórico Faro de Alejandría, en Egipto, conocida como una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Las piezas fueron localizadas en el puerto oriental bajo el mar Mediterráneo, donde permanecieron sumergidas durante siglos.
El hallazgo, forma parte del proyecto PHAROS, una iniciativa científica encabezada por el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Francia, liderado por la arqueóloga Isabelle Hairy, en colaboración con el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, y tiene como misión escanear los fragmentos encontrados para desarrollar una reconstrucción digital muy precisa de ese antiguo faro.

Los bloques recuperados incluyen dinteles, jambas, umbrales y losas de pavimento, con un peso estimado de 70.000 y 80.000 kilos y formaban parte de la entrada principal del faro y reflejan una arquitectura que integraba elementos egipcios y griegos.
Aunque los restos de aquel faro son visibles desde 1968, fue en 1994 cuando comenzaron los trabajos arqueológicos a gran escala, liderados por el arqueólogo francés Jean-Yves Empereur, quien documentó más de 3.300 objetos arqueológicos, incluyendo columnas, esfinges, obeliscos y bloques de granito.
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La tecnología pretende reconstruir la séptima maravilla del mundo
Con tecnología de último nivel, los equipos lograron recuperar y escanear más de 100 fragmentos arquitectónicos mediante técnicas de fotogrametría submarina, que permiten obtener modelos tridimensionales de alta precisión. Este trabajo es complementado con investigaciones históricas, numismáticas y arquitectónicas para reconstruir digitalmente la estructura original.

El Faro de Alejandría fue construido a comienzos del siglo III a.C., durante el reinado de Ptolomeo I Sóter, y diseñado por el arquitecto griego Sóstrato de Cnido. Con una altura estimada de más de 100 metros, fue durante siglos la estructura más alta del mundo construida por el ser humano y servía como guía para los barcos que llegaban a la costa egipcia. Sin embargo, fue destruido tras un fuerte terremoto en el año 1303, y luego, en 1477, el sultán Qa’it Bay reutilizó parte de sus materiales para levantar una fortaleza en el mismo lugar.
El proyecto PHAROS, con sus avances tecnológicos y enfoque multidisciplinario, busca preservar este patrimonio de la humanidad y ofrecer una visión concreta y detallada de una de las obras más emblemáticas de la historia antigua.