Dio origen a la famosa frase “no pasarán”: así fue la batalla más larga y cruel de la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial dejó un sinfín de enfrentamientos sangrientos, pero pocos fueron tan prolongados y devastadores como la Batalla de Verdún. Considerada uno de los episodios más crueles del conflicto, se convirtió en un símbolo de resistencia y sufrimiento. Tanto es así, que fue en este escenario donde nació la célebre frase: “¡No pasarán!”.
El combate tuvo lugar entre el 21 de febrero y el 18 de diciembre de 1916, enfrentando a las fuerzas del Imperio Alemán contra el ejército francés en el noreste de Francia. El objetivo de Alemania era desgastar al enemigo hasta el colapso, atacando una posición simbólica y estratégica para ellos.

Durante casi diez meses, ambos bandos se enfrentaron en una guerra de trincheras marcada por bombardeos constantes, condiciones inhumanas y una enorme pérdida de vidas. Se estima que hubo más de 700.000 bajas entre muertos, heridos y desaparecidos, lo que la convierte en una de las batallas más sangrientas de la historia.
A pesar del asedio alemán, las tropas francesas resistieron, consolidando Verdún como un símbolo de la determinación nacional. Fue en este contexto que surgió la consigna “¡No pasarán!”, un grito que reflejaba la firme voluntad de frenar al enemigo a cualquier precio.
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La frase nació en pleno hostigamiento alemán sobre Verdún, cuando la caída de esta línea defensiva habría abierto el camino hacia París. Para los franceses, detener al enemigo significaba impedir la derrota total, y la consigna encarnaba esa determinación inquebrantable. Pese al costo humano, Francia logró resistir, evitando el avance alemán hacia la capital y consolidando Verdún como un símbolo de sacrificio y patriotismo.
Con el tiempo, la expresión “¡No pasarán!” dejó de pertenecer solo a Verdún. Se convirtió en un grito de desafío frente a cualquier intento de invasión o sometimiento, resonando en conflictos posteriores como la Guerra Civil Española y, más tarde, en movimientos de resistencia en todo el mundo. Así, lo que nació como una frase militar en una trinchera francesa terminó transformándose en un mensaje universal contra la opresión.
Una batalla tan sangrienta como memorable
La Batalla de Verdún fue la más cruel de la Primera Guerra Mundial. De eso no hay dudas. Y los datos así lo confirman: en los primeros siete meses de combate, el consumo de munición ya había ascendido a 24 millones de proyectiles, nueve pueblos habían sido borrados del mapa y el paisaje quedó calcinado.
Además, cien años después, el público tiene aún prohibido el acceso a unas 800 hectáreas de bosque, conocidas como Zone Rouge, debido al peligro de que los millones proyectiles que cayeron y no explotaron en su momento puedan hacerlo por accidente. Se estima que en las colinas y bosques alrededor de Verdún quedan todavía doce millones de obuses sin detonar.

Hoy en día, este pueblo y la zonas aledañas al lugar donde se peleó una de las contiendas más importantes de la Primera Guerra Mundial, se convirtió en un museo con un fuerte valor simbólico para los franceses que es visitado por miles de turistas que desean revivir los horrores de la guerra.