Argentina en el mundo: de la neutralidad histórica al protagonismo en la paz internacional

Germán Luis Kammerath, ex secretario de Comunicaciones de la Nación, analizó lo que devino del encuentro y explicó para ‘Reporte Asia’ que la decisión significó un alejamiento de la histórica neutralidad y de la llamada “tercera posición” que Argentina había sostenido durante décadas.
A lo largo de la historia, Argentina adoptó como país diferentes posturas. Sin embargo, tomó recién un mayor protagonismo bajo el Gobierno de Carlos Saúl Menem, cuando en septiembre de 1989, se ofreció a brindarle ayuda a su par estadounidense George Bush.
En la Segunda Guerra Mundial, Argentina eligió permanecer neutral. Esa decisión, defendida como soberanía, fue percibida en el exterior como una ambigüedad moral frente al nazismo. Después de la guerra, se incorporó al Movimiento de No Alineados, reivindicando la “tercera posición” que la alejaba tanto de Washington como de Moscú.

Esa neutralidad fue cómoda, pero limitante. El propio Menem estuvo preso en condiciones indignas en la cárcel de Magdalena, con “libertad vigilada” en Mar del Plata, Tandil y Las Lomitas, además de un frustrado intento de secuestro.
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Cuando llegó al poder en 1989, en medio de la hiperinflación y crisis social, su convicción era clara: Argentina debía reconciliarse internamente y comprometerse internacionalmente.
Reconciliación
Menem había respaldado al presidente Raúl Alfonsín en el plebiscito del Canal de Beagle en 1984, clave para la paz con Chile, cuando la mayoría de su propio partido (Justicialista), se oponía.
Durante su presidencia, aprobó los indultos a militares y guerrilleros. Fue un polémico gesto, pero buscaba cerrar heridas. Intentaba “derogar” el odio que Joaquín V. González describiría en su escrito sobre el Centenario de nuestra Patria.

Menem, en diálogo privado y confidencial con el cardenal Francisco Primatesta, máxima autoridad eclesiástica argentina, le informó acerca del paso que estaba por llevar adelante.
Primatesta le planteó que su decisión, dentro de las potestades presidenciales, debía inscribirse en una lógica de reconciliación nacional, de lo cual Menem tomó debida nota.
El rol en la Guerra del Golfo y los Cascos Azules
En 1990, Saddam Hussein invadió Kuwait. El Consejo de Seguridad de la ONU autorizó una coalición de 34 países. Argentina, único que se sumó de América Latina.
En el marco del Operativo Alfil, Argentina envió un destructor, dos corbetas y 2 helicópteros junto a 478 soldados argentinos, además de un avión Fokker.
El aporte argentino no se agotó en Kuwait. Durante toda la década, más de 10.500 efectivos participaron en misiones de mantenimiento de paz de la ONU.
En Chipre, argentinos y británicos compartieron un batallón, menos de diez años después de Malvinas. La paradoja se convirtió en símbolo de reconciliación.
El idioma del perdón
Nelson Mandela y Menem compartían biografías de prisión y reconciliación. Mandela creó la Comisión de Verdad y Reconciliación; Menem dictó indultos para intentar reconciliar a los argentinos.
En Buenos Aires, en 1998, Mandela declaró: “El presidente Menem entendió, como nosotros, que sin perdón no hay futuro”. Ese reconocimiento cruzado reforzó el rol argentino como ejemplo de reconciliación en el sur global.
El misil Cóndor y la “Segunda Revolución de las Pampas”
A comienzos de los 90, Menem desactivó el Proyecto Cóndor II, un programa de misiles desarrollado en Falda del Carmen (Córdoba), con conexiones con Irak e Irán, con una fortuna de gastos inútiles de origen nacional y de fabricantes de armas poco recomendables y difíciles de identificar.

Con la llamada “Segunda Revolución de las Pampas”, eligió la epopeya de ampliar la capacidad y calidad de la producción de alimentos para más de 450 millones de personas, convirtiéndose en gran actor mundial en la provisión de proteínas vegetales y animales.
Del poder duro al poder blando
La metamorfosis argentina es clara: de la neutralidad frente al nazismo y la “tercera posición” no alineada, a un rol activo y solidario en la ONU. De Menem ofreciendo ayuda a Bush en 1989, a tropas argentinas en Kuwait.
De Cascos Azules en Haití, Chipre y los Balcanes, a Cascos Blancos en Ruanda, Palestina y Centroamérica. De la prisión en Magdalena, a la reconciliación interna con indultos.
De un misil en Falda del Carmen, a la “Segunda Revolución de las Pampas” alimentando al planeta.