“La Puerta de Inglaterra”: así es Dover, la localidad que sufrió el primer bombardeo de la Primera Guerra Mundial

El ataque, realizado por aviones alemanes, marcó el inicio de la guerra aérea contra la población civil.
Dover incluye un castillo, arquitectura patrimonial y una ciudad costera.
Dover incluye un castillo, arquitectura patrimonial y una ciudad costera. Foto: Expedia

Dover es una histórica ciudad portuaria en la costa de Kent, Reino Unido, famosa por sus emblemáticos acantilados blancos y su crucial papel en las Guerras Mundiales. Conocida como la “Puerta de Inglaterra” por su cercanía a la Europa continental, la metrópolis fue el primer punto del país europeo en sufrir un bombardeo aéreo durante la Primera Guerra Mundial, lo que la convirtió en un lugar estratégico para la defensa británica.

El 24 de diciembre de 1914, Dover se convirtió en escenario de un hecho histórico tras un ataque ejecutado por un avión alemán, que impactó cerca de Taswell Street, y dejó un cráter de tres metros en el jardín de una vivienda. Un jardinero cayó de un árbol, pero no hubo víctimas fatales.

Los famosos acantilados blancos de Dover. Foto: Wikipedia.

Aunque el daño fue mínimo, el episodio marcó un antes y un después. Los vecinos, hasta entonces ajenos a la realidad de los ataques aéreos, sintieron una profunda sensación de inseguridad. Desde entonces, comenzaron a planificar medidas para protegerse de bombardeos futuros, que efectivamente se repetirían: Dover sería blanco de 184 bombardeos durante la guerra, que provocaron 23 muertos y 71 heridos.

Hoy, aquel primer impacto queda recordado con una placa azul en el lugar exacto donde cayó la bomba y un fragmento del proyectil se conserva en el Museo Imperial de la Guerra del Norte, testimonio tangible de un hecho que cambió para siempre la percepción de seguridad en Reino Unido.

Se cree que el proyectil no tenía como objetivo esa casa en particular, sino posiblemente el cercano Castillo de Dover, que en ese entonces servía como base militar estratégica.

El primer bombardeo al Reino Unido durante la Primera Guerra Mundial tenía como objetivo al castillo de Dover. Foto: Wikipedia.

El ataque abrió una nueva etapa en la guerra, mostrando la vulnerabilidad de la isla ante nuevas tácticas bélicas. Este episodio histórico no solo marcó a Dover, sino que también simbolizó el inicio de una nueva era en la guerra moderna, donde el cielo se convirtió en un nuevo frente de combate.

Dover, hogar del castillo milenario que definió el destino de Inglaterra

Durante siglos, las majestuosas murallas blancas de Dover sorprendieron a quienes llegan a la costa británica. En lo alto se alza su castillo, una fortaleza que mezcla arquitectura medieval con armamento moderno del siglo XX y que, a lo largo de la historia, fue clave para la defensa del reino. Su estratégica ubicación, a solo 30 kilómetros de Francia y en el punto más estrecho del Canal de la Mancha, le dio un valor militar incomparable.

La historia del castillo de Dover comenzó en el siglo XI, cuando Guillermo el Conquistador edificó una fortificación sobre estructuras anglosajonas, reforzando el papel estratégico de la ciudad. Más tarde, Enrique II lo convirtió en la fortaleza medieval más imponente de Inglaterra al construir la Torre del Homenaje, considerada el proyecto más costoso de su tiempo. Esta torre no solo tenía un propósito defensivo, sino también ceremonial, simbolizando el poder y la tradición de la monarquía.

El castillo de Dover. Foto: Wikipedia.

Tras la pérdida de Normandía en 1204, Dover pasó a ser una fortaleza clave durante 700 años. Tanto que, en la Primera Guerra Mundial, el castillo fue designado fortaleza oficial, con la instalación de radares, artillería antiaérea y un hospital subterráneo.

Su protagonismo se reforzó en la Segunda Guerra Mundial: desde sus túneles, el almirante Bertrand Ramsay coordinó la célebre Operación Dinamo, el rescate de miles de soldados aliados atrapados en Dunkerque en 1940. El castillo continuó en uso militar hasta 1958, y sus pasajes subterráneos mantuvieron funciones estratégicas incluso durante la Guerra Fría.

Hoy, Dover -hogar de 40.000 habitantes que viven entre muchas de sus construcciones milenarias- atrae a miles de visitantes como testigo vivo de dos mil años de historia, donde tradición y defensa se funden frente al mar.