La planificación detrás del letal operativo policial en Río de Janeiro: un “muro impenetrable” para rodear las favelas
La megaoperación policial lanzada en Río de Janeiro contra el Comando Vermelho, una de las mayores bandas de narcotraficantes de Brasil, se desarrolló el martes en los conjuntos de favelas de Penha y Alemão, una zona empobrecida en la que viven 200.000 personas, y los enfrentamientos se extendieron a una zona boscosa en los cerros que bordean estas barriadas.
Esta situación generó opiniones muy contradictorias: mientras la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos dijo sentirse “horrorizada” por la operación, el gobernador del estado de Río de Janeiro, Cláudio Castro, dijo que fue un “éxito”.
La visión de Castro tuvo el respaldo de toda la cúpula policial de Río, que ofreció detalles de la operación, planificada desde hace un año y que, según relataron, pretendía llevar a prisión a 180 supuestos narcotraficantes.
El secretario de la Policía Civil de Río, Felipe Curi, aseguró que se planificó acorralar a los narcotraficantes para forzarlos a refugiarse en la zona de bosque, a fin de reducir el riesgo de que se produjeran víctimas civiles. Curi afirmó que la acción fue “legítima” y arremetió contra las organizaciones y políticos que la cuestionaron, tildándolos de “narcoactivistas”.
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De forma casi simultánea, el ministro de Justicia de Brasil, Ricardo Lewandowski, cuestionó la legalidad de la operación antes de embarcar en un vuelo a Río de Janeiro, donde tiene previsto abordar la situación con las autoridades locales.
Lewandowski dijo que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se quedó “aterrado” por el número de muertes y “sorprendido” por no haber recibido aviso previo de la operación por parte de las autoridades regionales de Río de Janeiro: “La operación fue extremadamente cruenta, especialmente violenta. Veremos si es compatible con el Estado democrático de derecho”, dijo el titular de Justicia.
Detalles de la operación policial contra Comando Vermelho
La intervención, que contó con el despliegue de 2.500 uniformados, estableció un “muro impenetrable” en la zona de bosque que rodea las favelas, tradicionalmente utilizada como ruta de escape por los criminales. Mientras tanto, otros batallones avanzaron desde diferentes accesos, empujando a los sospechosos hacia áreas deshabitadas.
Las autoridades subrayaron que la táctica de desplazar el conflicto al bosque respondió a la necesidad de proteger a los habitantes de la comunidad. Hoy, esos civiles fueron quienes rescataron más de 60 cadáveres entre la mata.
Incluso creen que, salvo los policías muertos, todas las víctimas mortales eran criminales, argumentando que la presencia de personas inocentes en la zona de bosque durante el horario del operativo era improbable.












