¿Por qué millones de personas no quieren volver al trabajo presencial?

La pandemia del COVID-19 hizo que una gran porción de los trabajadores norteamericanos estén reevaluando sus opciones. Flexibilidad, home office y mejor remuneración, entre los reclamos.

Por Canal26

Domingo 14 de Noviembre de 2021 - 08:43

Empresas, empleos, trabajo remoto, home office, habilidades necesarias para trabajar, computadora, Foto Prensa PearsonLos trabajadores se sienten más eficientes trabajando desde sus casas.

Es que un récord de 4,3 millones de trabajadores estadounidenses renunciaron a su empleo en agosto, según los últimos datos del Departamento de Trabajo de los EEUU, cifra que se amplía a 20 millones si se mide hasta abril. Muchas de estas renuncias se produjeron en los sectores del comercio minorista y la hotelería, con empleados que optaron por abandonar trabajos difíciles y mal pagados.

 

Pero las renuncias abarcan un amplio espectro de la mano de obra estadounidense, ya que los cierres de la pandemia -y el tortuoso camino hacia la recuperación- sigue alimentando lo que el escritor de Atlantic Derek Thompson ha descrito como “un momento centrífugo en la historia económica estadounidense”. Ahora, las empresas se enfrentan a la escasez de personal mientras que la experiencia de una emergencia de salud pública sostenida ha llevado a millones de estadounidenses a reevaluar sus opciones laborales.

 

Estas estadísticas pueden parecer desconcertantes. Tras meses de incertidumbre económica y pandémica, las cosas por fin mejoran: las escuelas volvieron a abrir, la vacuna está ampliamente disponible, las empresas se expanden y la economía repunta. Pero, según los expertos laborales, este panorama optimista no tiene en cuenta el estado de ánimo de los norteamericanos, que están simplemente agotados…

 

Los empleados no quieren volver a trabajos agotadores o aburridos, con salarios bajos y de mierda”, explicó a Time Robert Reich, ex secretario de Trabajo de la Administración Clinton. “Los trabajadores están quemados. Están hartos. Están fritos. Después de tantas dificultades, enfermedades y muertes durante el año pasado, no van a aguantar más”.

 

Esta pandemia lleva tanto tiempo que está afectando a la gente mental y físicamente”, dijo Danny Nelms, presidente de la consultora Work Institute, al Wall Street Journal. “Todo eso hace que la gente siga reflexionando sobre su vida, su carrera y su trabajo. Si a eso le añadimos más de 10 millones de vacantes, si quiero ir a hacer algo diferente, no es terriblemente difícil hacerlo”.

 

Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, afirmó a Time que se crearon las condiciones para que los trabajadores ejerzan presión sobre sus empleadores: “Ahora estamos viendo un mercado laboral ajustado y las perspectivas son cada vez más claras de que va a seguir ajustado. Ahora va a ser un mercado de trabajadores, y ellos están empoderados. Creo que están empezando a flexionar su músculo colectivo”.

 

Anthony Klotz, profesor asociado de gestión en la Universidad de Texas A&M, que acuñó el término “Gran Renuncia” para describir este mercado laboral en ciernes, afirma que las tendencias pueden tener un lado positivo. Pueden obligar a las empresas no sólo a subir los salarios y aumentar las prestaciones, sino también a ofrecer más flexibilidad para atraer y retener a la mano de obra.

 

“Se habla de que la gente quiere más flexibilidad después de la pandemia”, dice Klotz. “Aquí hay una oportunidad para que las organizaciones se reúnan con los trabajadores que tienen que trabajar de forma presencial y digan: ‘Dentro de las limitaciones de nuestro negocio, obviamente subamos los salarios y los beneficios, pero también pensemos en la flexibilidad de forma más innovadora’”.

 

Según una encuesta de The Conference Board, los millennials cuestionan la conveniencia de volver a la oficina más que las generaciones mayores, con un 55% de millenials que expresan su preocupación por trabajar de forma presencial, frente al 45% de los participantes de la Generación X y el 36% de los baby boomers.

 

LA PANDEMIA HIZO REALIDAD LA ANHELADA FLEXIBILIDAD

La gran migración al trabajo remoto en la pandemia también ha tenido un profundo impacto en la forma en que la gente piensa sobre cuándo y dónde quiere trabajar.

 

“Hemos cambiado. El trabajo ha cambiado. La forma de pensar sobre el tiempo y el espacio ha cambiado”, explicó a NPR Tsedal Neeley, profesor de la Harvard Business School y autor del libro Remote Work Revolution: Succeeding From Anywhere (La revolución del trabajo a distancia: Triunfar desde cualquier lugar). Los trabajadores anhelan ahora la flexibilidad que les proporciona la pandemia, algo que antes era inalcanzable, afirma.

 

Los empleados reclaman acuerdos de trabajo flexibles, opciones remotas, jornadas laborales más cortas basadas en la producción y el rendimiento en lugar de en el tiempo de trabajo, semanas laborales de cuatro días y la libertad de no estar encadenado a un escritorio diez horas al día con un jefe micromanager y un largo viaje al trabajo.

 

De hecho, los profesionales de “cuello blanco” también han reevaluado su vida laboral y han decidido que es hora de cambiar. Hay una nueva dinámica en juego. Antes se veía el trabajo como una tarea necesaria para ganar un sueldo. Se vivía para trabajar. Ahora se quiere más.

 

Este grupo está reimaginando su vida laboral y se mudan - o buscan mudarse- a un sector diferente que ofrezca oportunidades de crecimiento y satisfacción laboral. Muchos, de hecho, se reinventaron a sí mismos como propietarios de negocios o inversionistas de acciones.

 

“Creo que la pandemia ha permitido ganar tiempo para pensar en lo que realmente quieres”, explica Alyssa Casey, una investigadora del gobierno federal que hace años fantaseaba con dejar Washington D.C. para irse a Illinois, para estar cerca de sus padres y hermanos. Y cuando el año pasado la pandemia puso todo en suspenso, ella y su marido alquilaron una casa en Illinois y formaron una burbuja pandémica con su extensa familia.

 

Las restricciones se levantaron pero algo cambió, ahora están seguros de que quieren quedarse en Illinois, aunque tenga que dejar su trabajo.

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