Lo que realmente piensan los perros de los humanos: por qué ellos nos hacen parte de su “manada”

El perro es el mejor amigo del hombre y, según una vieja creencia, ellos ven a una persona en particular como “la líder de la manada”. Sin embargo, un estudio reciente aseguró que el vínculo con los humanos está más cerca del apego emocional que de la jerarquía. Entenderlo puede transformar la forma en la que convivimos con ellos.
Durante muchos años, se creía que los perros veían a sus tutores como la cabeza en una jerarquía parecida a la de los lobos. Esta idea popular se cayó debido a que la relación evolucionó después de millones de años y, según la ciencia del comportamiento animal, la visión de ellos también cambió.

Una investigación publicada en el año 2021, proveniente de la Universidad de Azabu de Japón, detalló que poco tiene que ver el rol de liderazgo que ocupa una persona a la hora de relacionarse con un perro. La verdadera razón es el apego. De hecho, el informe indica que, al mirarse a los ojos, tanto los perros como sus tutores aumentan sus niveles de oxitocina, la hormona asociada al amor y al vínculo materno-filial.
Curiosamente, este efecto no se observó con lobos criados por humanos, lo que refuerza la idea de que el perro ha desarrollado una relación única con el ser humano a lo largo de la evolución.
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Además, este mismo estudio demostró que ciertos comportamientos de apego, como buscar la cercanía de los humanos, mostrar signos de ansiedad por separación y otros comportamientos asociados a la interacción humano-perro, tienen que ver con las variantes genéticas del receptor de oxitocina, tanto en los perros como en sus tutores.

En simples palabras, esto quiere decir que no solo nos sentimos emocionalmente conectados con ellos: también existe una base biológica que sostiene esa conexión. En paralelo, una revisión científica publicada en la revista Animals sostiene que el sistema oxitocinérgico está profundamente involucrado en la construcción del vínculo humano-perro, aunque reconoce que aún hacen falta más estudios para afinar estos hallazgos.
Los perros nos ven como familia, no como una manada
El estudio lleva a la comunidad científica y veterinaria a replantearse el uso del término de “manada” cuando hablamos del comportamiento canino dentro de una familia. Y si bien los perros sí nos consideran parte de su grupo social, la idea moderna se aleja del modelo jerárquico de los lobos y se acerca más a una red de relaciones estables, afectivas y colaborativas.

En este contexto, los perros no obedecen por sumisión, como se creía hace millones de años, cuando fueron adoptados por los humanos, sino que cooperan porque confían, se sienten seguros estando cerca de nosotros y nos consideran figuras de referencia emocional.
Este cambio de paradigma -según la universidad japonesa antes mencionada- genera consecuencias prácticas: promueve otros métodos de educación que evitan el castigo, centrados en el refuerzo positivo y la empatía, favoreciendo así el bienestar animal.