Los beneficios de los perros para los niños: las 5 razones científicas para tener una mascota en casa
La mayoría de los nenes aman a los perros, ya que son tiernos y compañeros. Los estudios científicos refuerzan este lazo, ya que es extremadamente beneficioso para su desarrollo en la sociedad.

A la mayoría de los niños les encantan los perros, ya que además de ser juguetones, son compañeros, tiernos y muy bonitos. Pero más allá de que sean una compañía familiar, estas mascotas tienen un impacto directo en sus vidas y sus crianzas. Según diversos estudios científicos y especialistas en veterinaria, tener un pichicho puede traer efectos positivos reales en el desarrollo físico, emocional y social de los más pequeños.
De hecho, un estudio respaldado por investigadores de la University of Western Australia y el Telethon Kids Institute encontró que los niños pequeños que viven con perros tienen mejores resultados en su bienestar social y emocional que aquellos que no tienen perros en casa.
Según la investigación, basada en más de 1.600 hogares, los niños con perros eran menos propensos a problemas conductuales, tenían menos dificultades sociales y mostraban más comportamientos prosociales como compartir y cooperar.

Gracias a este tipo de estudios, los veterinarios más reconocidos de la universidad australiana informaron cuáles son los 5 beneficios de que un niño tenga un perro, respaldados por la ciencia.
5 razones científicas para que los niños tengan un perro de mascota
Compañía constante y bienestar emocional
Tener un perro significa que los niños siempre cuentan con un compañero leal. El vínculo entre un niño y su perro puede proporcionar consuelo en momentos de tristeza, miedo o frustración, sobre todo en la primera etapa de la vida, donde todo es tan nuevo que la tolerancia al malestar es muy baja.
En este sentido, se ha observado que acariciar y jugar con un perro ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad. Esto se debe a que la interacción con mascotas puede liberar hormonas relacionadas con el bienestar, como oxitocina y serotonina, y disminuir hormonas del estrés como el cortisol.
Más actividad física y mejor salud general
Los perros requieren ejercicio diario, lo que naturalmente anima a los niños a salir, correr y jugar al aire libre junto con ellos. Estudios han mostrado que los niños con perros tienden a tener mayores niveles de actividad física, lo cual es clave para un desarrollo saludable y la prevención del sedentarismo.
Por otro lado, convivir con perros desde infantes también está asociado a menor probabilidad de desarrollar alergias y enfermedades respiratorias, ya que, la exposición temprana a los microbios de los animales los lleva a desarrollar su sistema inmune.

En este sentido, un estudio publicado en Scientific Reports analizó a más de 270,000 niños y encontró que los pequeños expuestos a perros en su primer año de vida tenían un riesgo reducido de desarrollar asma más adelante.
Desarrollo de responsabilidad, empatía y autoestima
Cuidar a un perro (alimentarlo, llevarlo a pasear o cepillarlo), implica compromiso constante. Este tipo de actividades enseña a los niños a hacerse cargo de otro ser vivo, fomentando un sentido real de responsabilidad, empatía y compasión. Estos aprendizajes no solo ayudan en la relación con el animal, sino que también se trasladan a otras áreas de la vida del niño, como sus relaciones interpersonales.
Mejora en habilidades sociales y cognitivas
La presencia de un perro en la familia también puede influir en el desarrollo social y cognitivo de los niños. Diversas investigaciones señalan que los pequeños que crecen con perros presentan mayores habilidades para comunicarse y socializar, en parte porque los animales ofrecen un estímulo emocional sin juicio, donde los niños se sienten seguros para expresarse. Además, el cuidado y juego con perros puede estimular la comunicación verbal y la resolución de problemas.

Impacto positivo en salud emocional y apoyo social
Una revisión científica realizada por la Cátedra Fundación Affinity de la Universidad Autónoma de Barcelona sobre más de 50 estudios confirma que la convivencia con perros tiene efectos positivos en el bienestar emocional de los niños.
Según esta revisión, tener un perro promueve mejores oportunidades para el ejercicio, el juego al aire libre, y genera sentimientos de seguridad y acompañamiento emocional, aspectos esenciales para una infancia sana y equilibrada.
Tener un perro no solo es una fuente de diversión y cariño para los niños, sino que también puede ser una herramienta de desarrollo emocional, social y físico. Los beneficios van desde una mayor actividad física hasta la enseñanza de responsabilidades y el fortalecimiento de la salud emocional.


















