Escándalo de Natacha Jaitt complica a la Agencia de Inteligencia

El escándalo de la mediática Natacha Jaitt, que apuntó contra famosos, empresarios y periodistas, terminó golpeando a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
La periodista Mercedes Ninci, que sufrió en el programa de Mirtha Legrand los ataques de Jaitt, reveló que en los cortes la mediática recibía instrucciones de la espía Ana Polero, una agresiva tuitera ultra macrista que suele atacar a quienes publican informaciones críticas sobre el Gobierno.
Polero trabaja como jefa de correctores de un portal de noticias y por eso suele presentarse como "periodista". Pero en las últimas horas se reveló que al menos durante tres meses durante el año pasado fue contratada en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
El periodista Carlos Pagni, uno de los afectados por la operación de desprestigio montada, se ocupó en numerosos artículos de subrayar la insólita designación de Miragaya, en un Gobierno que dice haber llegado para cambiar los peores vicios de la política. Pagni incluso anticipó en un artículo quienes eran objetos actuales de espionaje ilegal, que curiosamente coinciden en algunos casos con los afectados por este caso, como el legislador porteño Gustavo Vera.
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En el border programa organizado por el nieto de Mirtha Legrand, Jaitt confesó que le pagaron para que "investigara" y siguiera a Pagni. Se trata de una actividad ilegal, prohibida por la ley de Inteligencia Nacional.
Otra vez surge el nombre de C3 Consulting, una firma en la que aparece como dueño Leonardo Scaturrice, pero tiene accionistas mucho más poderosos y extiende su influencia al negocio de la vía pública. Esta firma, protagoniza la megacausa de espionaje ilegal conocida como Dark Stark, que contiene cientos de horas de escuchas y revela el espionaje ilegal a gente tan disímil como Jorge Lanata, Amado Boudou y Elisa Carrió.
Carrió incluso volvió a ser víctima de estas prácticas cuando viajó a Paraguay a investigar los presuntos nexos de Aníbal Fernández con el narcotráfico de ese país. Y Majdalani otra vez quedó en el centro de las sospechas, porque el delegado de la AFI en Paraguay, Luis Guinle, es una persona de su íntima confianza.