No lo tires: el utensilio que usaste en Navidad y también puede servir para la mesa de Año Nuevo
Con pequeños cambios y algo de creatividad, este objeto cotidiano puede cumplir múltiples funciones en la mesa y la cocina. Conocé cuál es y qué podés hacer con él.

Las celebraciones de fin de año suelen estar asociadas al exceso: más comida, más envoltorios, más descartables y, en consecuencia, más residuos. Sin embargo, en medio de ese escenario, pequeños gestos cotidianos pueden marcar la diferencia.
Uno de ellos es la reutilización de frascos de vidrio, un elemento habitual en la cocina que, lejos de tener un solo uso, puede convertirse en un aliado práctico y sustentable entre Navidad y Año Nuevo.

Durante la cena navideña, los frascos de vidrio suelen aparecer en la mesa o en la cocina como contenedores de salsas, conservas caseras o postres. Una vez finalizada la celebración, muchos terminan directamente en la basura.
No obstante, su resistencia, facilidad de limpieza y versatilidad los posicionan como una alternativa ideal para reutilizar de inmediato, especialmente en la noche de Año Nuevo.
Los beneficios de reutilizar frascos de vidrio
Especialistas en consumo responsable destacan que el vidrio es uno de los materiales más seguros para el contacto con alimentos, ya que no altera sabores ni libera sustancias.

Además, puede lavarse y esterilizarse sin dificultad, lo que permite prolongar su vida útil durante años. En este contexto, reutilizar frascos no solo reduce la cantidad de residuos, sino que también evita la compra de recipientes descartables o plásticos de un solo uso.
Las opciones para darles una nueva función son múltiples y se adaptan a distintas necesidades. En la mesa de Año Nuevo, pueden utilizarse para guardar ensaladas, frutas frescas o snacks, facilitando el orden y la organización. También funcionan como vasos o copas improvisadas, una solución práctica cuando la cantidad de invitados supera la vajilla disponible.
Otra alternativa cada vez más elegida es armar postres individuales en frascos, lo que permite controlar porciones, evitar desperdicios y ofrecer una presentación atractiva. Incluso, con un poco de creatividad, pueden transformarse en portavelas decorativos, aportando una iluminación cálida y un estilo artesanal a la ambientación de la noche.

Más allá de su utilidad concreta, reutilizar frascos de vidrio en las fiestas representa un cambio de mirada. En un contexto donde la sustentabilidad gana protagonismo, estos pequeños hábitos se alinean con una forma más consciente de consumir y celebrar.
Aprovechar lo que ya se tiene a mano no solo es práctico y económico, sino que también invita a empezar el nuevo año con un compromiso mayor con el cuidado del ambiente.
Así, lo que fue un simple utensilio en Navidad puede convertirse en una solución clave para Año Nuevo, demostrando que, muchas veces, la respuesta está en reutilizar antes que descartar.












