Según un estudio, los edulcorantes artificiales pueden afectar negativamente las funciones cerebrales en menores de 60 años

Un estudio científico, que investigó a 12.000 personas en Brasil, detectó que el consumo elevado de edulcorantes artificiales y alcoholes de azúcar puede acelerar el deterioro de la memoria y las funciones cognitivas, especialmente en personas con diabetes y adultos menores de 60 años.
El trabajo, publicado por la Academia Estadounidense de Neurología en la revista Neurology, evaluó siete compuestos utilizados como edulcorantes y alcoholes de azúcar (aspartamo, sacarina, acesulfamo-K, eritritol, xilitol, sorbitol y tagatosa) que forman parte de productos ultraprocesados como refrescos, aguas saborizadas y postres bajos en calorías, así como de endulzantes de mesa.

Los resultados demostraron que los sujetos que consumieron más edulcorantes presentaron un deterioro cognitivo un 62% más rápido, lo que corresponde aproximadamente a 1,6 años adicionales de envejecimiento cerebral.
La doctora Claudia Kimie Suemoto, profesora de la Universidad de São Paulo y autora principal, afirmó a la Academia Estadounidense de Neurología: “Los edulcorantes bajos en calorías o sin calorías suelen considerarse una alternativa saludable al azúcar; sin embargo, nuestros hallazgos sugieren que ciertos edulcorantes pueden tener efectos negativos en la salud cerebral con el tiempo”.
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Suemoto agregó que quienes padecen diabetes tienden a usar más estos productos, lo que podría incrementar su exposición a los efectos nocivos identificados.
Una investigación determinó que las expectativas previas influyen en la toma de decisiones del cerebro
Una investigación titulada ‘Representaciones en todo el cerebro de la información previa’, confirmó que las expectativas previas o las creencias sobre lo que es probable que suceda basadas en la experiencia reciente se codifican en todo el cerebro y no solo en las áreas cognitivas, como se pensaba hasta ahora.
Así, las expectativas se crean incluso en áreas sensoriales tempranas como el tálamo, el primer filtro del cerebro para la información visual procedente del ojo.

Este hallazgo prueba, a juicio de los investigadores, que el cerebro actúa como una máquina de predicción, con expectativas codificadas en diferentes regiones cerebrales que desempeñan un papel central en la orientación de las respuestas conductuales.
Los investigadores apuntan a que este último descubrimiento tendrá implicaciones para la comprensión de afecciones como la esquizofrenia y el autismo, que se cree que están causadas por las distintas formas en las que las expectativas se actualizan en el cerebro.