El poder nutricional oculto en las semillas de calabaza: por qué los expertos recomiendan incorporarlas a la dieta

Con un perfil nutricional sólido y múltiples ventajas para la salud, se consolidan como una alternativa práctica y económica para enriquecer la alimentación cotidiana. En tiempos donde la elección de alimentos más naturales y funcionales gana terreno, este ingrediente emerge como un aliado respaldado por la evidencia científica.

Semillas de calabaza. Foto: Unsplash.
Semillas de calabaza. Foto: Unsplash.

Aunque la calabaza es un ingrediente habitual en la cocina de muchos hogares, sus semillas suelen terminar descartadas por desconocimiento o falta de costumbre. Sin embargo, especialistas coinciden en que se trata de un alimento con un alto valor nutricional, capaz de aportar energía, mejorar la salud metabólica y fortalecer el organismo.

Su creciente popularidad se explica por una combinación difícil de igualar: son económicas, fáciles de incorporar y ofrecen múltiples beneficios comprobados.

Semillas de calabaza. Foto: Unsplash.
Semillas de calabaza. Foto: Unsplash.

En los últimos años, diversos portales de salud y nutrición comenzaron a destacar las propiedades de estas semillas, posicionándolas como un superalimento accesible.

Según el sitio especializado Tua Saúde, las semillas de calabaza contienen grasas saludables, principalmente monoinsaturadas y poliinsaturadas, fibras, antioxidantes y vitaminas A, C y E, además de minerales como magnesio, hierro, zinc y potasio. Este perfil nutricional permite que su consumo contribuya a la protección cardiovascular, al fortalecimiento del sistema inmune y a una digestión más eficiente.

El interés por su inclusión en la dieta diaria se potencia por otro aspecto clave: su capacidad para brindar energía de manera sostenida. De acuerdo con un análisis de Life Pronutrition, este alimento combina proteínas, lípidos saludables y fibras en proporciones que promueven una liberación gradual de energía, evitando los picos de glucosa que suelen derivar en cansancio o hambre repentina. Por este motivo, los especialistas lo recomiendan especialmente antes o después de la actividad física.

Semillas de calabaza. Foto: Unsplash.
Semillas de calabaza. Foto: Unsplash.

La saciedad prolongada es otro de los motivos por los cuales se las incorpora en planes alimentarios destinados a controlar el apetito o reducir la ingesta de alimentos ultraprocesados. “Su aporte de fibra mejora la digestión, ayuda a mantener estable el azúcar en sangre y favorece la salud intestinal”, coinciden los expertos consultados por medios especializados.

Un aliado para el corazón, los músculos y el metabolismo

Investigaciones recientes destacan varios beneficios concretos asociados a su consumo habitual. Entre ellos se encuentran:

  • Protección cardiovascular: los ácidos grasos omega 3 y omega 6 favorecen la reducción del colesterol LDL y el aumento del HDL.
  • Desarrollo muscular: su aporte proteico resulta especialmente útil para quienes realizan entrenamiento físico y para dietas vegetarianas.
  • Regulación del tránsito intestinal: su alto contenido de fibra previene el estreñimiento y mejora el funcionamiento digestivo.
  • Bienestar del sistema nervioso: el magnesio presente en estas semillas ayuda a reducir el estrés y mejora la calidad del sueño.
  • Control de la glucosa: su consumo estable puede favorecer la sensibilidad a la insulina y disminuir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
  • Salud de la piel y el cabello: sus antioxidantes combaten el envejecimiento celular y contribuyen a la regeneración de tejidos.
Semillas de calabaza. Foto: Unsplash.
Semillas de calabaza. Foto: Unsplash.

Cómo consumirlas y qué precauciones tener en cuenta

Si bien las semillas de calabaza poseen un perfil nutricional muy favorable, los especialistas recomiendan moderar su ingesta en personas con dietas bajas en fibra o con problemas digestivos, ya que su contenido fibroso puede generar malestar si se consumen en exceso.

Otra recomendación importante es optar por versiones naturales, sin sal agregada ni procesamientos industriales que incorporen sodio o aditivos. Para la mayoría de las personas, una porción diaria de una a dos cucharadas resulta suficiente para obtener sus beneficios sin excederse en el consumo calórico.