¿OVNI o meteorito?: qué era la chatarra espacial encontrada en un campo de Chaco

En las las tareas para retirarlo intervino personal del Centro de Investigación Aeroespacial de la Dirección General de Investigación y Desarrollo de La Fuerza Aérea Argentina.
Chatarra espacial en Chaco
Chatarra espacial en Chaco Foto: X @Estacion_bcp

La sorpresa en Chaco fue total cuando, en un campo de la provincia, apareció un extraño objeto metálico, identificado como chatarra espacial. El hallazgo despertó curiosidad entre vecinos y especialistas, pero la noticia dio un giro inesperado en las últimas horas: la estructura fue removida del lugar y se confirmó de qué se trataba.

El extraño objeto cilíndrico fue encontrado este jueves a la tarde por Ramón Ricardo González, dueño de hectáreas privadas de Campo Rossi, ubicado en la zona de Puerto Tirol, y desde aquel momento generó asombro entre las autoridades y habitantes del lugar.

Chatarra espacial en Chaco Foto: X @Estacion_bcp

De acuerdo con el parte policial, se perimetró el lugar al tratarse de una zona de riesgo tóxico “por el polvo que desprende al tacto la fibra de carbono”.

Las primeras investigaciones dan cuenta de que se trataría de una vaina de un tanque combustible de un cohete espacial. Asimismo, mide casi dos metros, tiene válvulas en uno de sus extremos y lleva grabado un número de serie que podría ser clave para conocer su origen exacto.

Frente a este escenario, las autoridades advirtieron a los lugareños sobre el posible hallazgo de otros tanques, debido a que más de uno suelen caer sin control.

Cómo sigue la investigación de la chatarra hallada en Chaco

El elemento, compuesto por aluminio y recubierto en fibra de carbono, fue envuelto con precaución y enviado a una base de la Fuerza Aérea antes de su traslado a la ciudad de Buenos Aires, donde será estudiado en detalle.

Chatarra espacial en Chaco Foto: X @Estacion_bcp

El director del Centro Aeroespacial de la Fuerza Aérea, Rubén Lianza, explicó que el objeto “no presenta riesgos químicos ni radiológicos”, aunque alertó sobre la peligrosidad del material externo, que puede liberar partículas irritantes.

Durante más de 90 minutos, técnicos y personal militar comprobaron que el cilindro no liberaba sustancias peligrosas. Se utilizaron sensores especializados, incluido un contador Geiger y detectores de hidracina, un compuesto habitual en sistemas de propulsión.