Fito, brillante sobre el GEBA

El rosarino cerró su gira nacional de “Confiá” ante 14 mil espectadores en el club porteño. Conjuró al mal tiempo y desató un vendaval de clásicos bajo un primigenio pulso rockero. Por Sergio Corpacci

Por Canal26

Lunes 2 de Mayo de 2011 - 00:00

La pronosticada lluvia de sábado por la noche no se hizo ver. Se hizo escuchar. Por fortuna, Fito Páez la conjuró al tercer tema con “Llueve sobre mojado” (cual si no) con un “Vade retro lluvia”. Invitó a confiar. Y confió.

Y con Confiá arrancó la velada para (dejar de) presentar su disco homónimo en tierras porteñas a la que saludó con nombre propio pero aludiendo a su gente, la que confió en el tiempo y también en él y colmó el estadio ubicado en Dorrego y Freire.

Entonces tras el “Cómo te va Buenos Aires” fue lluvia de clásicos, de esos que hicieron grande a Páez, que lo llevaron al sitial de los grandes cantautores argentinos, al cuarteto de nos – Spinetta, García, Cerati, Páez – por nombrar solo cuatro, posicionar y también dejar afuera deliberadamente a varios que quizá merezcan podio.

Con “El chico de la tapa” Fito comenzó a cancelar alguno de los asuntos pendientes que tenía con su público: darle una noche llena de clásicos, esos que todos quieren oír más allá de las novedades, que si bien son bien recibidas, no generan el efecto del rescate emotivo, del flashback ídem.

Es por ello quizá que de una prolífica lista de 27 temas, Páez solo entregó “La nave espacial”, “London Town”, “La ley de la vida”, “El mundo de hoy” y la ya mencionada “Confiá”, del disco que ahora mostrará en Europa, para confiar y lo bien que hizo, en algunas de las gemas de su vasta carrera.

Ataviado con llamativo smoking amarillo, polera fucsia no muy sexy, y llamativamente barrigón, el Flaco de Rosario se fue entregando y entregando hitazos de la talla de “11 y 6” , “El amor después del amor”, “Thelma y Louise” y “Pétalo de Sal”. Para el siguiente inoxidable invitó a Leo Sujatovich, histórico tecladista de Spinetta Jade y Tantor. Tiempo de “Un vestido y un amor”, tiempo en el que Páez convidó a la concurrencia a cantar, susurrar a voz en cuello las estrofas de ese himno imperecedero y antológico.

Y del remanso al vendaval. La furia que desata ese rabioso polaroid de locura ordinaria y porteña que es “El diablo de tu corazón” donde Fito invita a los ciudadanos a sacárselo de adentro o de encima. ¿Es Macri o la puta Lilita Carrió? dispara Páez en su única alusión filo kirchnerista de la noche para dar paso a “Naturaleza sangre” y enseguida al segundo invitado, al gran Lito Nebbia quien detrás del pintarrajeado piano acomete con “Solo se trata de vivir” donde el comprovinciano demuestra que los años pueden pasar, la panza crecer, los pelos caer, pero la garganta permanecer tan inalterable como ese superclásico del rock nacional.

Y si de emocionar y rescatar se trata, un "Sí" estremecedor pedido a la multitud por Fito sobre la nota ídem, para clamar y reclamar un "Sì" para un Gustavo Cerati al que un coma profundo tiene a su vida en puntos suspensivos desde hace casi un año. Y “Puente” de la etapa solista del ex Soda, del disco “Bocanada” muta entonces en bocanada, hálito de vida para el convelesciente músico. "A tu lado" dice y cierra Fito ubicándose y sintiéndolo sin volver a mencionarlo.

Ya sin la conjurada precipitación, lo que se precipitaba sobre el GEBA era un final en el que se destacarían “La Rueda Mágica”, “Circo Beat”, “Polaroid de locura ordinaria”, la mas que brillante “Brillante sobre el mic” y “Ciudad de pobres corazones” bien rocker, con la compañía de Gabriel Carámbula en guitarra y pose hardrocker con innecesario pucho colgando, símil Keith Richards argento.

Los obligados bises quizá no aportaron demasiado a lo que podría haber sido el cierre ideal. “A rodar mi vida”, “Buena estrella” y “Mariposa technicolor” mostraron a Fito con otro vestuario pero con la misma ropa de siempre.

Es que Páez ya había transpirado la camiseta, mojado la polera roja, ofrecido su corazón. De la amenazante lluvia, barro tal vez. Sólo fue cuestión de confiar y darle tiempo al tiempo.