Kenny G, el hombre que enamoró al mundo con su saxo
Kenny G
es el saxofonista más prestigioso desde hace casi tres décadas. Ganador de Grammys y vendedor de 75 millones de discos alrededor del mundo, visitó nuestro país una vez más para deleitarnos con su música.
El nuevo álbum “Heart and Soul”, fue la excusa justa para que el artista iniciara una gira por diversas ciudades, entre ellas Buenos Aires.
Ante un público fiel, Kenny G cautivó. Apareció entre la gente, en medio del teatro Gran Rex. Caminando por el pasillo en dirección al escenario, mientras hacía de las suyas con ese instrumento del que se enamoró de niño. Los aplausos no se hicieron esperar para él. Lánguido, con su larga cabellera enrulada que aún conserva a pesar de los años y dueño de una simpatía correcta y efectiva, se animó a hablar en español y se metió al público en su bolsillo.
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En la noche no podían faltar sus clásicos como “Silhouette”, “Havana” o “G Bop”, algunos de los más esperados por su público que se sorprendió con los espectaculares solos de su percusionista Ron Powell (el que más aplausos cosechó en la noche, después de Kenny) o el frente a frente de su guitarrista John Raymond y su bajista Vail Johnson para su versión de “Yesterday” de The Beatles.
Tampoco desentonaron el pianista Robert Damper y el baterista Daniel Bejarano, “el que me enseña a hablar español”, como dijo el saxofonista.
Un impecable trabajo de los músicos que acompañan hace décadas al artista, con excepción del hombre de la batería, el que hace sólo cuatro años que se presenta junto al hombre del saxo. Derrocharon talento sobre el escenario con sus acordes, caricias para los oídos de espectadores que fueron a escuchar M-Ú-S-I-C-A, con todas las letras.
El romance y los dulces sonidos se sucedieron a lo largo de la jornada con “Forever in love”, “Heart and soul” y “Rhythm and romance”. Su versión de “Sabor a mí”, se robó los aplausos al igual que “Bésame mucho”. El “Sax-o-loco” hizo mover los pies contra el suelo y “What a wonderful world”, junto a la imagen y voz de Louis Armstrong se llevó las lágrimas de emoción.
Para el final, y terminar de endulzar la noche del jueves en el Rex, “Songbird” -el primer y mayor éxito de su carrera- y el tema de Titanic que interpretara Celine Dion: “My heart will go on”. Un cierre a toda orquesta y, aún, tenía aire para seguir tocando durante más tiempo en la ciudad que se rindió ante sus pies.
(Fotos exclusivas de C.S. para 26Noticias)