Preocupación en las principales potencias europeas: el submarino que despierta amenaza por su innovador sistema

La Armada Española adquirió del submarino S-81 “Isaac Peral”, lo que ha generado admiración y al mismo tiempo preocupación de las principales potencias europeas. Esto posiciona a España en un lugar destacado dentro del ámbito de la defensa naval.
El S-81 “Isaac Peral” es el primero de la serie S-80 Plus, una nueva generación de submarinos de ataque no nucleares fabricados por Navantia. Con una eslora de 80 metros y un desplazamiento de 3.000 toneladas en inmersión, su principal innovación es el sistema de propulsión independiente del aire (AIP), que le permite permanecer sumergido durante semanas sin necesidad de salir a la superficie, mejorando así su sigilo y operatividad.

Este sistema emplea una pila de combustible de bioetanol, lo que reduce considerablemente la firma acústica del submarino y dificulta su detección. A su vez, cuenta con seis tubos lanzatorpedos de 533 mm, capaces de disparar torpedos, desplegar minas y lanzar misiles, otorgándole una gran versatilidad en operaciones de combate.
Cómo reaccionaron las potencias europeas y la OTAN
La adquisición y entrada en servicio del S-81 no pasó desapercibida por las potencias europeas así como tampoco por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Varios países como Alemania, Francia e Italia han mostrado interés por las maniobras del nuevo submarino español.
También podría interesarte
Este interés se hizo evidente durante el ejercicio Dynamic Mariner/Flotex, evento organizado por la Armada Española en colaboración con la OTAN en el golfo de Cádiz. En él participaron cerca de 4.000 militares, 30 buques y dos submarinos, incluido el “Isaac Peral”. Su presencia en maniobras internacionales resalta su importancia dentro de la defensa europea.

Esta situación ha generado fricciones con otros países europeos, como Suecia y los Países Bajos, que impulsan sus propios modelos, como el Expeditionary C-71, desarrollado por Saab y Damen Shipyard. Esta rivalidad refleja la competencia por asegurar contratos millonarios y fortalecer la presencia en mercados estratégicos.