De convivir con tribus a ser apuntado con una ametralladora: las increíbles historias del argentino que recorrió 23 países de África en moto

En diálogo exclusivo con Canal 26, Agustín Izquierdo reveló anécdotas imperdibles que cosechó en más de 50.000 kilómetros recorridos, en uno de los continentes menos explorados por viajeros procedentes de Occidente.
El argentino que recorrió 23 países de África en moto.
El argentino que recorrió 23 países de África en moto. Foto: Agustín Izquierdo

Los argentinos que recorren el mundo en busca de recolectar historias sorprendentes se multiplican, aunque cada uno lo hace a su manera. Mientras Nicolás Pasquali logró convertirse en el primer argentino en visitar todos los países del mundo —conviviendo con tribus, preso en Irak y testigo de guerras—, Agustín Izquierdo eligió un camino distinto pero igual de extremo: recorrer África en moto.

Historias y anécdotas imperdibles de un viaje único. Foto: Agustín Izquierdo

El caso de Agustín Izquierdo -un hombre de 36 años nacido en Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, que reside en Barcelona, España, desde hace ocho años- es increíble: durante casi un año, viajó más de 51.000 kilómetros a bordo de su Yamaha Tenere 700 y atravesó 23 países de África, desde Marruecos hasta Sudáfrica.

En el trayecto convivió con comunidades locales, durmió en la intemperie, sorteó zonas de conflicto y hasta fue apuntado con una ametralladora, una experiencia que transformó su forma de ver el mundo. En el medio, experimentó en carne propia cómo la pobreza -“el sueldo promedio en muchos países que visité es de 30 dólares”- y la desnutrición infantil -“comen una especie de polenta (harina con agua) barata que llena sin nutrir”-, puede mezclarse con la hospitalidad y buena predisposición de los africanos con los que interactuó.

El recorrido en moto de un argentino aventurero. Foto: Agustín Izquierdo

Las anécdotas de un viaje lleno de aventura por África

Antes de emprender su travesía africana, Agustín Izquierdo cargaba con miedos y prejuicios: en Argentina hay poca información sobre África y lo poco que se conoce suele estar asociado a la pobreza y la inseguridad. Sin embargo, con el paso de las semanas, descubrió una realidad distinta: gente sencilla, curiosa y bondadosa, que incluso al pedir cosas lo hacía sin agresividad (asocian a las personas blancas con el dinero debido al pasado colonial). Aunque asegura no haber vivido robos ni episodios de inseguridad real durante los más de 50.000 kilómetros de viaje, sí atravesó momentos de tensión.

África, un continente plagado de sonrisas y gente dispuesta a interactuar. Foto: Agustín Izquierdo

El más fuerte ocurrió en Mali, un país atravesado por golpes de Estado y ataques terroristas. Agustín y su padre (realizó con él la primera parte del viaje, desde Marruecos hasta Benín) iban camino a Bamako, la capital del país, cuando el momento más desesperante del viaje tuvo lugar.

En África se desaconseja conducir de noche no solo por cuestiones de inseguridad, sino por los riesgos viales: animales cruzando, pozos en las rutas, camiones sin luces y caminos en mal estado. Sin embargo, los dos viajeros se vieron obligados a hacerlo. Durante el trayecto, fueron detenidos en repetidos controles militares, donde los soldados, desconfiados de los extranjeros, sospechaban que podían ser espías franceses. Cada interrogatorio duraba hasta una hora, y esos retrasos hicieron que cayera la noche antes de llegar a destino.

A unos 50 kilómetros de Bamako, los interceptó otro retén. Apenas apagaron la moto, tres militares los rodearon y comenzaron a gritarles en bámbara, el idioma local, dado que solamente un espía podría manejar de noche, según sospechaban. La tensión fue extrema cuando escucharon cómo los soldados cargaban sus ametralladoras y les apuntaban directamente. Con las manos en alto, intentaron explicar que eran turistas argentinos: “Tourist, Argentina”, repetían una y otra vez. Finalmente, un oficial los hizo descender, revisó sus pasaportes y los dejó continuar. Entrar en una ciudad sin luz, entre el caos y el miedo, fue el final más intenso de todo el viaje.

Agustín, su padre y su moto, en África. Foto: Agustín Izquierdo

La convivencia con tribus, una experiencia imperdible en África

Durante su viaje por África, Agustín Izquierdo buscó experiencias auténticas y se esforzó por convivir con comunidades que conservan sus tradiciones, en lugar de visitar tribus cuyos campamentos están “armados para el turista”.

Uno de los destinos más remotos que visitó fue el Lago Turkana, en el norte de Kenia, fronterizo con Etiopía y Sudán del Sur. El trayecto desde Nairobi tomó tres días, no por la distancia, sino por el mal estado de las rutas: caminos de arena y piedras que obligaban a avanzar muy despacio. En la zona conviven tribus como los Samburu y Turkana que mantienen su vida cotidiana intacta, con chozas tradicionales, vestimentas coloridas y costumbres como la pesca.

La pesca con tribus, una experiencia memorable. Foto: Agustín Izquierdo

En Angola, Tanzania, Kenia y Botsuana, Agustín pasaba dos o tres noches en cada lugar, generalmente acampando en su propia carpa, observando la rutina de las tribus, ya que las barreras del idioma impedían una comunicación directa.

El norte de Tanzania fue uno de los lugares donde más pudo comprender la autenticidad de sus modos de vida, alejados de la realidad moderna occidental, ya que visitó la tribu Hadzabe, uno de los últimos grupos de cazadores-recolectores del continente. Tras recorrer 70 kilómetros “monte adentro” con su moto, al llegar le ofrecieron compartir la cena, que consistía en un puercoespín cazado el día anterior, oferta que declinó. Sin embargo, con la ayuda de un traductor local, acampó una noche con ellos -observando su vida sin electricidad ni agua corriente, la cual debían buscar a cuatro kilómetros de distancia-, los acompañó a cazar con arco y flecha y presenció cómo cocinaban un animal similar a un mono en una fogata para comerlo al instante.

Un blanco en África, toda una novedad

En su recorrido por África, Agustín Izquierdo descubrió que su sola presencia generaba curiosidad. En un continente donde la mayoría de la población es de raza negra, ser “blanco” es una distinción inmediata. En África del Este, lo llamaban Musungu, un término usado en países como Mozambique, Malaui, Kenia, Tanzania o Uganda para referirse a una persona de piel blanca.

El argentino que recorrió 23 países de África en moto. Foto: Agustín Izquierdo

En regiones muy remotas, como el centro de la República del Congo, vivió escenas difíciles de imaginar. En un continente con una enorme cantidad de niños -ya que las familias suelen ser numerosas y, en muchas culturas, los hombres tienen varias esposas, cada una con varios hijos-, algunos pequeños rompían en llanto al verlo. Nunca antes habían visto a una persona de piel clara, y su sola presencia les provocaba una mezcla de miedo y desconcierto.

Sin embargo, también encontró gestos de enorme humanidad. En un pequeño pueblo pesquero de Angola, un grupo de jóvenes notó que no tenía donde comer por lo rural que era el pueblo donde se encontraba y lo recibió con amabilidad: le cocinaron pescado, rechazaron su dinero e incluso lo invitaron a salir a pescar al día siguiente.

La hospitalidad, una constante en África. Foto: Agustín Izquierdo

En contraste, en Nigeria (país donde le aconsejaron no salir del hotel durante la noche por riesgo de secuestro, teniendo en cuenta la presencia del grupo terrorista Boko Haram) vivió uno de los momentos más tensos de su viaje: la corrupción policial. Mientras circulaba por la ruta, un oficial lo detuvo y le pidió dinero, un intento de soborno común hacia extranjeros. Sin embargo, la situación había cambiado tras un video viral de la youtuber "Itchy Boots", que mostró a policías nigerianos solicitando coimas. Esto generó temor a ser grabados sin su consentimiento, por lo que el agente se alejó unos metros de la moto, sospechando de una cámara oculta. Agustín se mantuvo firme, negó el pago y explicó que era un turista argentino. Tras unos segundos de tensión, el oficial lo dejó continuar, evitando un conflicto mayor.

Animales por doquier en África

Durante su viaje por África, Agustín Izquierdo vivió varios encuentros cercanos con la fauna salvaje que demostraron los riesgos y maravillas de recorrer el continente en moto. De regreso del Lago Turkana, se topó con dos jirafas cruzando la ruta y, de repente, una tercera apareció a pocos metros, obligándolo a maniobrar con rapidez para evitar un accidente.

El continente donde la fauna salvaje es una constante. Foto: Agustín Izquierdo

En otra ocasión, un antílope se cruzó inesperadamente y, gracias al sistema de frenos ABS de su moto, logró detenerse sin caer. Más allá de estos sustos, la ruta estuvo llena de avistamientos inolvidables: elefantes, jirafas, cebras y otros animales salvajes eran frecuentes en países como Namibia, Sudáfrica, Botsuana, Tanzania y Kenia, ofreciendo momentos de asombro y conexión con la naturaleza.

Los animales, un gran peligro para cualquier viajero en África. Foto: Agustín Izquierdo

Por situaciones como estas, es que la travesía de Agustín Izquierdo demuestra que viajar por África va más allá del turismo convencional: implica enfrentar riesgos, superar miedos y abrirse a culturas completamente diferentes. Desde convivir con tribus ancestrales hasta esquivar animales en la ruta, su experiencia revela cómo la curiosidad y el respeto por la vida local transforman un viaje en una auténtica aventura humana.

Redes sociales del entrevistado: IG @agus.izquierdo