Por qué los huracanes tienen nombre de mujer y cuál es el origen de esta tradición

Durante décadas, este fenómeno natural solo era conocido con nombres femeninos, una costumbre que nació de la tradición marítima y que marcó la historia de la meteorología moderna.
Destrozos en el Caribe por el huracán Melissa.
Destrozos en el Caribe por el huracán Melissa. Foto: via REUTERS

El huracán Melissa alcanzó la categoría 5 y tocó tierra en Jamaica este martes, con vientos de hasta 300 kilómetros por hora, convirtiéndose en una de las tormentas más poderosas que golpeó a la isla desde hace mucho tiempo. Hasta el momento, se registraron siete muertes en la región, y las autoridades alertan que muchos habitantes no acataron las órdenes de evacuación.

Tras la viralización de la noticia y la preocupación creciente por las lluvias y una marea de tormenta que podría elevar el nivel del mar hasta cuatro metros en la costa sur, se reaviva la discusión sobre la antigua historia de por qué prácticamente todos los huracanes tienen nombre de mujer y no de varón.

El impresionante huracán Melissa. Foto: via REUTERS

La historia se remonta incluso antes de los años ’50, cuando los huracanes se identificaban con el nombre del santo del día que aparecían (como el huracán Santa Ana, en 1825 o el San Felipe, en 1928). Pero, sin embargo, a finales del siglo XIX, el meteorólogo australiano Clement Wragge decidió cambiar el método y comenzó a asignar nombres propios siguiendo el orden alfabético. Primero utilizó nombres al azar, luego el de políticos con los que no simpatizaba, y finalmente, nombres de mujer.

Esta costumbre se consolidó en el año 1953, cuando el Servicio Meteorológico de Estados Unidos adoptó oficialmente la práctica de nombrar los huracanes con nombres femeninos, inspirados en la tradición marítima que solía referirse a los barcos y a las tormentas con nombres de mujer.

Durante más de dos décadas, los huracanes fueron identificados exclusivamente con nombres de mujer, dando origen a algunos de los más recordados por su devastación: Audrey (1957), Donna (1960), Flora (1963) e Inés (1966).

Huracán. Foto Freepik
Huracán.

Sin embargo, todo cambió a fines de los años ‘70, en medio del surgimiento de los movimientos sociales que luchaban por la igualdad de género y, desde entonces, las autoridades meteorológicas decidieron modificar este sistema.

Una de las activistas que luchó contra este sistema de nombramiento de huracanes, fue la activista Rocxy Bolton, fundadora de la Organización Nacional de Mujeres (NOW) en Florida. Ella tuvo la valentía de ser de las primeras en denunciar públicamente la práctica y en exigir un cambio a las autoridades meteorológicas, a través del New York Times: “Las mujeres se resienten profundamente al estar asociadas arbitrariamente al desastre”, expresó.

Tras varios años de peleas y disputas, fue entonces que a partir del año 1978, los meteorólogos comenzaron a alternar nombres masculinos y femeninos para los huracanes en el Pacífico Norte, y un año después, el cambio se implementó también en el Atlántico.

Así, el huracán Bob (1979) se convirtió en el primero en romper con una tradición que, aunque práctica, había generado controversia por asociar nombres de mujer con destrucción y tragedia.

Destrozos en el Caribe por el huracán Melissa. Foto: REUTERS

Huracanes con nombres femeninos: cómo los nombran en la actualidad

Actualmente, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) mantiene seis listas de nombres que se rotan cada seis años. Desde ese entonces, se asignan por orden alfabético y alteran el género y el origen lingüístico, reflejando la diversidad cultural de las regiones afectadas. De hecho, si un huracán provoca daños severos o un gran número de muertes, como ocurrió con el Huracán María en el año 2017, su nombre se retira de la lista para siempre, como una muestra de respeto a los familiares de las víctimas.

Lo que comenzó como una costumbre práctica para identificar tormentas se transformó en un sistema global de nomenclatura, con implicancias culturales, históricas y sociales.