El mundo enfrenta una emergencia de desigualdad sin precedentes, según un informe del G20
El estudio señala que las grandes plataformas digitales y la inteligencia artificial están acelerando la desigualdad económica y profundizando las diferencias de oportunidades a nivel global.

El mundo atraviesa una emergencia de desigualdad sin precedentes. Así lo concluye un estudio encargado por la Presidencia Sudafricana del G20, que expone con cifras contundentes cómo, en las últimas décadas, la riqueza global se ha concentrado de manera acelerada en manos de una minoría, mientras amplios sectores de la población permanecen excluidos de los beneficios del crecimiento económico.
Según el informe, desde el año 2000 el 1% más rico de la población mundial acaparó el 41% de la riqueza creada, en contraste con el 50% más pobre, que apenas participó del 1% de ese incremento. En términos concretos, la riqueza promedio del sector más privilegiado aumentó en más de un millón de euros, mientras que la del segmento más vulnerable creció apenas unos 512 euros en el mismo período.

Consecuencias sociales y económicas
Los responsables del estudio advierten que esta concentración extrema de riqueza no solo afecta la cohesión social, sino que también genera impactos negativos en la economía global. El aumento de la desigualdad se traduce en tensiones sociales, dificultades para acceder a la vivienda, problemas para cubrir necesidades básicas como la alimentación y obstáculos crecientes para acceder a servicios esenciales como la educación y la salud.
De acuerdo con el informe, el 83% de los países que concentran el 90% de la población mundial ya se encuentran dentro de los parámetros que definen una alta desigualdad, lo que confirma que el problema no solo persiste, sino que se ha profundizado en los últimos 25 años.

El rol de la tecnología y las plataformas digitales
Uno de los factores centrales que explica esta tendencia es el avance de las plataformas digitales y las nuevas tecnologías, en particular la inteligencia artificial. Si hace un siglo las mayores fortunas estaban vinculadas a la industria pesada, hoy los principales multimillonarios son los dueños de empresas tecnológicas que controlan redes sociales, plataformas digitales e incluso medios de comunicación.
El informe señala que estas compañías no solo concentran riqueza, sino también poder político y capacidad de influencia, ya sea mediante el financiamiento de campañas o a través de algoritmos que determinan qué información circula y desde qué perspectiva. A esto se suma que millones de personas, especialmente en regiones como América Latina, carecen de acceso a internet y a las habilidades necesarias para beneficiarse de estas tecnologías.
Desigualdad global y realidades regionales
Para medir la desigualdad, los economistas utilizan mayoritariamente el índice de Gini, que refleja cuán equitativa es la distribución de la riqueza. Mientras países como Eslovaquia presentan niveles bajos de desigualdad, regiones como América Latina continúan figurando entre las más desiguales del planeta, solo superadas por el sur de África.
El informe también destaca que crisis recientes, como la pandemia de COVID-19 y los conflictos armados en distintas regiones, han contribuido a agravar aún más estas diferencias.
Un debate abierto
La advertencia del G20 reabre un debate central: si la desigualdad es en sí misma la principal causa de la pobreza o si lo que realmente genera frustración social es la falta de oportunidades reales de movilidad social. Para los autores del estudio, el mayor riesgo radica en que la concentración de riqueza termine consolidando una desigualdad estructural de oportunidades desde el nacimiento.

En ese contexto, el informe plantea la necesidad de políticas públicas orientadas a una mayor equidad, como una reforma fiscal más progresiva, el cobro efectivo de impuestos a las grandes multinacionales tecnológicas y una inversión sostenida en educación y acceso digital.
La pregunta final queda abierta y resuena con fuerza: en un mundo que produce riqueza como nunca antes, ¿es justo que una sola persona concentre más recursos que el Producto Bruto Interno de países enteros? El G20 advierte que, de no revertirse esta tendencia, la desigualdad podría alcanzar un punto de inflexión con consecuencias profundas y duraderas para la democracia y la estabilidad global.
















