El “proyecto más importante de la historia”: cómo funcionará la fuente de energía capaz de abastecer al planeta durante siglos
La construcción busca demostrar que la fusión nuclear puede generar electricidad abundante, estable y sin emisiones masivas de carbono. Dónde está ubicada.
Bautizado por diversos científicos como “el proyecto más importante de la historia”, la Unión Europea comenzó el desarrollo de un reactor de fusión nuclear experimental que puede convertirse en una fuente de energía limpia, prácticamente inagotable y capaz de abastecer al planeta durante siglos.
El proyecto de cooperación internacional, nombrado como ITER, busca replicar la energía del Sol en la Tierra. Aunque se avanza en esta idea desde principios del siglo XXI, ahora llegó al momento culminante: el ensamblaje de su núcleo en Cadarche, al sur de Francia.

El peso del conjunto - formado por nueve secciones de acero de gran tamaño que juntas conformarán una estructura capaz de soportar temperaturas de hasta 150 millones de grados Celsius- supera las 400 toneladas, lo que convierte al núcleo de ITER en una de las estructuras científicas más complejas y pesadas jamás construidas.
Cada pieza debe encajar con una precisión extrema, ya que un mínimo error en las soldaduras o en la alineación podría afectar al funcionamiento de toda la cámara de combustión, un gigantesco sistema diseñado para contener plasma a temperaturas extremas. El objetivo del ensamblaje es crear una cámara donde el plasma quede confinado mediante campos magnéticos intensos, sin que llegue a tocar las paredes físicas del reactor. De esta forma, se intenta recrear en la Tierra el mismo proceso de fusión que ocurre de forma natural en el Sol.
La fusión nuclear, la energía del futuro
La fusión nuclear puede cambiar la historia energética porque ofrece una fuente de energía prácticamente ilimitada, limpia y segura, que replica la energía del Sol, utilizando combustibles abundantes (hidrógeno del agua), sin generar residuos radiactivos de larga duración ni emisiones de CO2. Otra ventaja es que no hay riesgo de reacciones en cadena incontrolables (como en la fisión nuclear) ni explosiones nucleares, ya que el plasma se apaga si las condiciones no son perfectas.
Esto la convierte en una solución potencial para la crisis climática y la demanda energética mundial, a pesar de los grandes desafíos tecnológicos para controlarla comercialmente.
El principal obstáculo siempre es la ingeniería necesaria para controlar un plasma a temperaturas tan extremas. El interior de ITER deberá contener enormes tensiones térmicas y magnéticas sobre la estructura. El objetivo de todo el entramado millonario es conseguir que funcione de forma sincronizada para mantener el plasma dentro de su jaula magnética sin comprometer la seguridad de la instalación.


















