Comportamiento felino: cómo funcionan los sentidos con los que los gatos reconocen a sus dueños
Aunque su mirada nos parece hipnótica, los gatos perciben a las personas de una manera muy distinta a la que imaginamos. Su vista no funciona sola: se apoya en el olfato, el oído y el tacto para comprender su entorno.

Durante años, la ciencia estudió la forma en que los felinos perciben el mundo, y especialmente cómo interactúan con los humanos. A diferencia de lo que muchos creen, los gatos no reconocen a sus dueños por su rostro.
Su sistema visual, adaptado para la caza y la supervivencia, se concentra en detectar movimientos repentinos y objetos en la penumbra, pero no en identificar rostros o detalles faciales a corta distancia.

El verdadero modo en que los gatos reconocen a sus humanos
Los gatos poseen una visión periférica de 200 grados y una excelente percepción nocturna gracias al tapetum lucidum, una membrana ocular que refleja la luz.
Sin embargo, tienen dificultades para enfocar objetos situados a menos de 30 centímetros. Para suplir esta limitación, recurren a sus bigotes, u “órganos táctiles especializados”, que funcionan como antenas para detectar obstáculos y movimientos próximos.
A este conjunto sensorial se suma un olfato mucho más desarrollado que el del ser humano. Gracias al órgano vomeronasal, ubicado en el paladar, los gatos procesan una amplia gama de olores que les permiten identificar a las personas, otros animales o incluso emociones humanas, como el miedo.
El oído también juega un papel clave: con capacidad para captar 11 octavas, sus orejas móviles detectan sonidos lejanos y direccionales, lo cual refuerza su mapa mental del entorno.
Todo esto hace que los gatos “vean” a sus cuidadores principalmente por su olor, el tono de su voz y su forma de moverse, y no por la apariencia física. Esta percepción distinta se relaciona con su instinto cazador, que los lleva a centrar la atención en lo inmediato y esencial, evitando distracciones visuales innecesarias.

Además, la forma vertical de sus pupilas no solo los distingue, sino que cumple una función estratégica: controlar la luz que entra a sus ojos, facilitar el enfoque en presas pequeñas y proteger su visión durante el día.
En definitiva, aunque nuestros gatos no nos vean como nosotros los vemos a ellos, nos reconocen e integran en su mundo a su manera. A través de sus sentidos agudos, saben perfectamente quiénes somos… y, en muchos casos, consideran que estamos a su servicio.


















