Cirugía revolucionaria en Canadá: un hombre recupera la vista gracias a una intervención con su propio diente

Un procedimiento poco común tuvo lugar en el Hospital General de Vancouver, Canadá, donde se llevó a cabo una una cirugía de diente en el ojo de Brent Chapman, quien recuperó la vista tras dos décadas sin poder ver.
El hombre de 34 años sufría una ceguera corneal irreversible que se le solucionó al utilizar un diente del propio paciente para restaurar la función de la córnea.

Chapman pudo volver a ver gracias a que los cirujanos le extrajeron uno de sus dientes, lo modificaron y tallaron, insertaron una lente en su interior y lo implantaron en uno de sus ojos. Este procedimiento poco convencional es denominado coloquialmente como “cirugía de diente en ojo”, pero se denomina osteo-odonto-queratoprótesis.
Una operación que despierta ilusión en el mundo entero
El proceso comenzó con la extracción de uno de los dientes superiores de Chapman, que fue moldeado y aplanado por los especialistas para instalar en su interior la lente óptica. El diente modificado fue implantado temporalmente en la mejilla del paciente durante varios meses para permitir que su organismo se adaptara al cuerpo extraño. Esta fase previa fue crucial para garantizar la biocompatibilidad antes del trasplante definitivo al ojo.
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Tras despertarse de la cirugía ocular, Chapman pudo percibir inmediatamente movimientos de manos, aunque su visión requirió varios meses para agudizarse completamente mientras el ojo terminaba de sanar. El paciente alcanzó una agudeza visual de 20/40 o 20/30 en el ojo intervenido, aunque presenta sensibilidad a la luz que requiere el uso constante de lentes de sol.
Las estadísticas indican que la probabilidad de que Chapman mantenga su nivel actual de visión después de 30 años es del 50%, aunque el promedio general de éxito de esta operación supera el 90% según estudios médicos.
Esta técnica, que se practica desde hace décadas en varios países, representa una esperanza para pacientes con las formas más graves de ceguera corneal que no responden a tratamientos convencionales. El caso de Chapman demuestra cómo soluciones quirúrgicas innovadoras pueden devolver la visión cuando todas las otras alternativas se agotaron.