¿Argentinos menos felices? un ranking midió la calidad de vida y salud en el país: los detalles

Pese a que más del 50% de los argentinos dice sentirse feliz, los niveles de bienestar subjetivo muestran una caída sostenida y se ubican entre los más bajos desde 2018, según revela el último informe del Observatorio de Tendencias Sociales, Educativas y Empresariales de Insight 21, el think tank de Universidad Siglo 21.
Este estudio, que desde hace siete años mide de forma periódica el bienestar de la población, advierte que en el primer semestre de 2025, apenas el 50,9% de los encuestados se considera feliz con su vida. Esta cifra representa una disminución del 3,6% respecto al récord histórico del 54,5% alcanzado en el último trimestre de 2024.

Bienestar en retroceso
La felicidad y el bienestar son considerados indicadores centrales para evaluar la calidad de vida. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que experimentan un buen nivel de bienestar son más productivas, afrontan mejor el estrés, tienen mejor salud física y mental, y logran un mayor desarrollo personal.
En ese sentido, el informe de Insight 21 expone un retroceso en distintas variables clave:
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- Solo el 44,3% de los encuestados siente que logró las cosas importantes que deseaba.
- Apenas el 34,8% se declara conforme con la mayoría de los aspectos de su vida.
- Y el 31,9% asegura que no cambiaría nada si pudiera volver a vivir su vida.
En todos los casos, los números muestran una baja respecto a la medición anterior. Por ejemplo, la conformidad general con la vida cayó 7,3 puntos porcentuales, marcando un deterioro claro en la percepción del bienestar.
¿Quiénes se sienten menos felices?
La caída en los niveles de felicidad se evidencia en todos los grupos etarios, tanto en hombres como en mujeres, y en casi todos los niveles educativos.
Los segmentos más afectados fueron los jóvenes de 18 a 29 años y los adultos de 50 a 59 años, este último con una caída especialmente significativa del 11,5% en relación a 2024. Esto sugiere un malestar transversal, pero con mayor impacto en quienes están iniciando o reorientando su vida laboral, o en quienes atraviesan transiciones vitales.
En cuanto a la educación, la felicidad disminuyó en todos los niveles, excepto en el posgrado, donde subió del 65,4% al 69,4%. Casi 7 de cada 10 personas con estudios de posgrado se consideran felices, lo que indica una posible relación entre formación avanzada y bienestar percibido.

Medir para transformar
“Medir la felicidad no es solo una cuestión de estadística, es una herramienta para construir futuro. La felicidad es un componente esencial del desarrollo humano sostenible”, destacó la Dra. Florencia Rubiolo, directora de Insight 21. Según la especialista, promover el bienestar no solo mejora la calidad de vida individual, sino que también es clave para la productividad, la resiliencia y la cohesión social.
Este tipo de investigaciones busca aportar evidencia útil para que gobiernos, empresas e instituciones puedan diseñar políticas y estrategias más humanas, empáticas y eficientes, capaces de anticipar desafíos y generar entornos más saludables y sostenibles.