El futuro de la guerra naval: cómo es el barco más grande del mundo, considerado un poderío de la ingeniería humana
Surcar los océanos a bordo del USS Gerald R. Ford (CVN-78) es presenciar de primera mano el poder de la ingeniería humana llevada al extremo. Este portaaviones de propulsión nuclear, perteneciente a la Armada de Estados Unidos, no solo ostenta el título del barco más grande jamás construido en el planeta Tierra, sino que también representa la máxima expresión de tecnología, fuerza militar y estrategia global en 2025.
¿Cómo es el barco más grande del mundo?
Con 337 metros de eslora y 78 metros de manga, este coloso desplaza alrededor de 100.000 toneladas, lo que lo convierte en un verdadero continente flotante. Su sistema de propulsión nuclear le permite operar con autonomía casi ilimitada, alcanzando velocidades superiores a los 30 nudos, sin necesidad de reabastecimiento frecuente.
Pero su tamaño no es lo único que impresiona. El Gerald R. Ford incorpora sistemas de última generación como el EMALS (Electromagnetic Aircraft Launch System), que lanza aeronaves con mayor eficiencia y menor desgaste que las catapultas tradicionales.
Además, el Advanced Arresting Gear permite aterrizajes más seguros y rápidos. Su equipamiento se completa con radares AESA, misiles RIM-162 ESSM, sistemas de defensa antiaérea y láseres en desarrollo, lo que lo posiciona como uno de los buques más avanzados frente a amenazas modernas, incluyendo misiles hipersónicos.
También podría interesarte
A bordo, el portaaviones alberga a más de 4.550 personas, entre tripulación y personal del ala aérea. La vida en su interior es una coreografía constante, donde cada tarea se cumple con precisión militar.
Su cubierta de vuelo, de 333 metros de largo, se vuelve un escenario dinámico donde operan aviones como los F/A-18 Super Hornet, los F-35C Lightning II y los E-2D Hawkeye, ejecutando despegues y aterrizajes en sincronía perfecta.
El desarrollo del USS Gerald R. Ford no estuvo exento de obstáculos. Problemas con los elevadores de armas y ajustes en los nuevos sistemas electromagnéticos causaron demoras y críticas. Sin embargo, su despliegue exitoso en zonas estratégicas como el Mediterráneo oriental ha demostrado que la paciencia y la inversión han dado frutos.
Este buque no es solo un logro militar, sino un símbolo del ingenio humano, una plataforma de poder, innovación y seguridad. Es, sin duda, el barco que define la guerra naval del siglo XXI.