En plena escalada de tensión, Taiwán advirtió que no se rendirá ante una “invasión militar” de China

William Lai, presidente de Taiwán, envió un claro mensaje a China en un contexto de crecientes tensiones entre su país y Pekín.
“Como comandante en jefe de las fuerzas armadas de la República de China (nombre de la entidad que gobierna la isla), quiero decir a mis conciudadanos y a la comunidad internacional que esta es la posición de Taiwán: estamos decididos a defender la libertad y la democracia y un Taiwán sostenible”, aseveró el mandatario en la inauguración de un foro al que asistieron representantes diplomáticos de varios países, entre ellos Estados Unidos.
Durante su intervención, Lai subrayó que las preparaciones de los “agresores autoritarios” no son más que “ensayos para la expansión militar y para alterar el orden mundial”, mientras que las preparaciones de Taiwán “son entrenamientos para preservar el statu quo” en el Estrecho.

“La razón por la que enfrentamos amenazas no es por algo que hayamos hecho o dicho, sino porque defendemos con orgullo nuestro modo de vida libre y democrático, lo cual resulta intolerable para las ambiciones de los agresores autoritarios”, apuntó el líder taiwanés en una referencia velada a China.
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“La paz no puede depender de la buena voluntad de los agresores. Para evitar la guerra y defender la paz debemos construir capacidades de defensa y resiliencia social mediante una preparación constante”, agregó Lai, quien anunció el mes pasado su intención de elevar el gasto en Defensa de la isla hasta representar el 5% de su PBI en 2030.
Taiwán se gobierna de forma autónoma desde 1949 y cuenta con unas Fuerzas Armadas y un sistema político, económico y social diferente al de la República Popular China y destaca como una de las democracias más avanzadas de Asia.

Sin embargo, Pekín considera la isla como una “parte inalienable” de su territorio y en los últimos años ha redoblado su campaña de presión contra ella para concretar la “reunificación nacional”, clave en el objetivo a largo plazo del presidente, Xi Jinping, de lograr el “rejuvenecimiento” de la nación china.