Cuidado con el invierno: cómo saber si tu gato tiene frío y qué hacer para protegerlo en casa

El invierno representa un desafío para muchos gatos domésticos. Si bien suelen buscar rincones soleados, estufas o mantas para mantenerse abrigados, no siempre logran conservar una temperatura adecuada, y algunas señales de malestar pueden pasar desapercibidas para sus cuidadores.
Especialistas en comportamiento y salud felina advierten que el frío puede afectar especialmente a gatos de pelo corto, jóvenes, felinos ancianos o con bajo peso, y también a aquellos con enfermedades crónicas.

En estos casos, la exposición prolongada a temperaturas bajas puede derivar en hipotermia, rigidez muscular, dolor articular e incluso afecciones respiratorias.
Señales de que tu gato siente frío
Detectar a tiempo si un gato está padeciendo las bajas temperaturas es fundamental para prevenir complicaciones. Estas son algunas de las señales más comunes:
También podría interesarte
- Orejas y patas frías al tacto.
- Temblores involuntarios.
- Pelaje erizado.
- Conductas de búsqueda de calor: como dormir sobre estufas o radiadores.
- Esconderse en rincones cerrados.
- Aumento del apetito o ganancia de peso.
- Disminución de la actividad o sueño prolongado.
Aunque cada gato es diferente, la aparición de varias de estas señales en simultáneo indica la necesidad de intervenir para resguardarlo del frío.

Qué hacer si tu gato tiene frío
Los veterinarios y especialistas recomiendan varias estrategias para proteger a los gatos durante el invierno. Algunas de las más eficaces incluyen:
- Camas abrigadas o calefaccionadas: las camas tipo cueva o "donut" ayudan a conservar el calor corporal.
- Mantas suaves: colocadas en sus lugares favoritos, ofrecen confort térmico y sensación de seguridad.
- Ropa térmica para gatos: útil especialmente en razas sin pelo o gatos mayores, siempre que el animal la tolere sin estrés.
- Alimentos con más calorías: una dieta adaptada puede ayudar al gato a mantener su temperatura corporal.
- Bebederos térmicos: especialmente importantes en climas muy fríos, para evitar que el agua se enfríe o congele.
- Juguetes interactivos: favorecen el movimiento, lo que también ayuda a generar calor interno.
Además de equiparlo con los elementos adecuados, algunos hábitos pueden marcar la diferencia:
- Cerrar bien las ventanas para evitar corrientes de aire.
- Limitar las salidas al exterior, en especial en días fríos o lluviosos.
- Revisar regularmente sus almohadillas si el gato camina sobre baldosas frías o superficies húmedas.
- Visitar al veterinario con regularidad, especialmente si se trata de un gato mayor o con condiciones preexistentes.

Riesgos asociados a la exposición al frío
Ignorar las señales puede derivar en consecuencias para la salud del animal. Entre las más frecuentes se encuentran:
- Hipotermia, que se manifiesta con temblores persistentes, apatía o respiración lenta.
- Dolor en las articulaciones, sobre todo en gatos con artritis.
- Infecciones respiratorias, como resfríos o bronquitis, que pueden agravarse si no se tratan a tiempo.
Aunque los gatos son conocidos por su autosuficiencia, el invierno puede afectarlos más de lo que parece. Observarlos con atención, adaptar el hogar y consultar al veterinario en caso de dudas son pasos fundamentales para garantizarles una estación segura, cálida y saludable.