Las focas se están muriendo en la Antártida y los científicos ya saben el motivo

Un nuevo estudio científico advierte sobre el colapso de las poblaciones de focas de Weddell, una especie emblemática que depende del hielo para su supervivencia.
Foca en la Antártida. Foto: EFE
Foca en la Antártida. Foto: EFE

El acelerado derretimiento del hielo marino despertó una nueva alerta en la Antártida. Las consecuencias son devastadoras para la biodiversidad del continente blanco y ya se perciben.

Un nuevo estudio científico advierte sobre el colapso de las poblaciones de focas de Weddell, una especie emblemática que depende del hielo para su supervivencia.

Según la investigación publicada en la revista Nature Communications, las focas de Weddell están desapareciendo a un ritmo alarmante debido a la pérdida de su hábitat natural: el hielo marino.

Este ecosistema es fundamental para su reproducción, alimentación y protección frente a depredadores.

Los científicos del Instituto de Investigación Polar de Estados Unidos, junto a colegas de Nueva Zelanda y el Reino Unido, analizaron datos satelitales y registros de campo recogidos durante más de 30 años.

Las conclusiones son contundentes: las poblaciones de focas podrían colapsar en las próximas décadas si no se reduce la emisión de gases de efecto invernadero.

La desaparición del hielo no solo afecta a las focas. También perjudica a especies como los pingüinos emperador, el krill antártico (base de la cadena alimenticia marina) y a depredadores como las orcas y los leopardos marinos.

El desequilibrio ecológico, además, podría tener efectos globales en los océanos y el clima.

“El hielo actúa como una plataforma vital para muchas especies. Su pérdida implica una crisis ecológica de gran escala”, señaló la doctora Michelle LaRue, una de las autoras del estudio.

Los investigadores advierten que, si bien parte del daño ya está hecho, aún es posible mitigar el impacto mediante políticas ambientales ambiciosas.

Reducir las emisiones de dióxido de carbono, limitar la pesca industrial en aguas antárticas y ampliar las áreas marinas protegidas son medidas clave para proteger la biodiversidad del continente helado.

Además, el estudio propone implementar sistemas de monitoreo continuo que permitan seguir de cerca la evolución de las poblaciones de focas y otras especies vulnerables ante el cambio climático.

El colapso de los ecosistemas antárticos es una señal de advertencia para todo el planeta.

Lo que ocurre en los polos repercute en el equilibrio climático global. Por eso, proteger la Antártida es proteger el futuro de la humanidad.