Por qué los perros no tienen que dormir en el suelo: cuál es el mejor lugar para que se acuesten
Tanto en cachorros como en adultos, descansar directamente sobre el piso puede generar consecuencias graves a largo plazo. Así lo advirtió una veterinaria que explicó por qué este hábito, tan común en muchos hogares, puede afectar su bienestar futuro.

En muchas casas todavía se mantiene la costumbre de dejar que los perros duerman donde quieran: desde la cama de sus dueños hasta rincones específicos pensados especialmente para ellos. Pero recientemente, una veterinaria conocida en TikTok como @lauracromía advirtió que permitir que los perros duerman directamente sobre el piso podría traer consecuencias a largo plazo para su salud.
Según explica, descansar sobre superficies duras no es lo ideal y, con el tiempo, puede provocar dolores de espalda, rigidez y problemas articulares que más adelante podrían convertirse en patologías más serias.

“La mayoría disfruta tirarse en el suelo, pero eso no significa que sea bueno para su cuerpo”, señala. En el caso de los cachorros, el riesgo es aún mayor: el frío y la humedad del piso pueden afectar el desarrollo de sus extremidades y generar molestias en sus huesos, ya que todavía no regulan bien la temperatura.
Además, recostarse sobre superficies demasiado duras puede causar callos, irritaciones en la piel o incomodidad en la zona del cuello y la columna. En climas muy fríos o muy cálidos, el piso transmite temperaturas extremas que tampoco favorecen un buen descanso, por eso muchos perros cambian de posición constantemente.
¿Dónde es mejor que duerman los perros?
Para asegurar un descanso adecuado, lo recomendable es ofrecerles una cama mullida o acolchada que amortigüe articulaciones y columna. Durante el invierno, lo ideal es que ese espacio esté elevado del piso, lejos de corrientes de aire y en un rincón tranquilo donde no haya ruidos constantes.
También es útil sumar una manta suave que mantenga el calor y funcione como un objeto de referencia para que el perro lo sienta como un lugar seguro.

En definitiva, observar el lenguaje corporal de cada mascota es clave: cómo se acomoda, si duerme bien, si evita ciertas posiciones o si presenta molestias. Todo eso ayuda a detectar a tiempo si el lugar donde duerme está afectando su bienestar.


















