Llegar feliz a los 60 (y más): los 5 hábitos respaldados por Harvard que mejoran tu bienestar general

Llegar a los 60 años suele marcar el inicio de una nueva etapa vital. Para algunos, puede significar el comienzo del retiro laboral, y para otros, la reorganización de rutinas, vínculos y prioridades. Es también un momento en el que afloran emociones complejas: nostalgia, incertidumbre, soledad. Frente a ello, surge una pregunta recurrente: ¿cómo sostener la felicidad en esta etapa?
Un estudio citado por Arthur C. Brooks, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard y referente en temas de envejecimiento y bienestar, ofrece algunas respuestas. En sus investigaciones, Brooks identifica cinco hábitos que favorecen una vida más equilibrada y satisfactoria en la madurez.

Cinco hábitos que promueven la felicidad después de los 60, según un estudio de Harvard
Los hábitos recomendados por Brooks no garantizan una vida sin obstáculos, pero sí ofrecen herramientas para transitarlos con mayor serenidad. El mensaje es claro: la felicidad en la vejez no es una meta inalcanzable, sino una construcción posible, día a día.
1.El poder del vínculo humano
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La conexión emocional con otros es uno de los factores más influyentes en la percepción de felicidad. Brooks subraya que las relaciones estables y profundas, ya sean familiares, amistosas o amorosas, generan apoyo mutuo, consuelo en momentos difíciles y sentido de pertenencia. Pasar tiempo con personas con quienes se comparten intereses o experiencias vitales similares puede ser un ancla emocional esencial.
2.Cuidar la salud sin exigencias extremas

No se trata de seguir dietas estrictas ni rutinas rígidas, sino de adoptar prácticas sostenibles: dormir bien, alimentarse con frutas y verduras, mantenerse hidratado y evitar el exceso de alcohol o el tabaco. Estas acciones cotidianas impactan no solo en el cuerpo, sino también en el estado de ánimo y la energía.
3.Mantener la mente activa

La estimulación intelectual es otra pieza fundamental. Leer, resolver crucigramas, escribir o aprender cosas nuevas permite mantener la mente despierta, mejorar la concentración y alimentar la curiosidad. Brooks afirma que estos pequeños desafíos cognitivos contribuyen a una mejor calidad de vida, sin necesidad de competir ni rendir cuentas.
4.Bienestar sin perfección

Uno de los aportes más valiosos del estudio es el enfoque realista del bienestar. La felicidad no se plantea como un estado permanente, sino como un camino con altibajos. Aceptar las emociones difíciles y trabajar con ellas, en lugar de negarlas, permite construir un entorno emocional más sano y auténtico.
5.Tiempo para uno mismo

En la vorágine diaria, muchas veces se olvida la importancia del autocuidado. Reservar momentos para el descanso, la contemplación o simplemente para disfrutar de una actividad placentera fortalece el equilibrio interno y favorece la autoescucha.
En un mundo que muchas veces asocia el envejecimiento con pérdida o declive, este enfoque propone una mirada distinta: la madurez como una etapa de reflexión, conexión y bienestar genuino.