Día Mundial de la Fertilidad: la historia de tres mujeres que no se conocían y hoy crían hijos que son hermanos genéticos y de alma

En una entrevista exclusiva con Canal 26.com, Santiago Rey Valzacchi vocero de uno de los centros más importantes del país, cuenta el amplio abanico de tratamientos de fertilización asistida que existen y la inspiradora historia de tres mujeres unidas por la ovodonación.

Por Franco Parietti

Miércoles 4 de Junio de 2025 - 06:25

Día Mundial de la Fertilidad. Foto: Procrearte. Día Mundial de la Fertilidad. Foto: Procrearte.

El Día Mundial de la Fertilidad se celebra cada 4 de junio con el objetivo de crear conciencia sobre los problemas relacionados con la infertilidad, así como brindar información y recursos sobre la atención médica reproductiva. En este contexto, el vocero de Procrearte, Santiago Rey Valzacchi, aclaró todas las dudas al respecto. De yapa, una historia motivante en medio de una realidad compleja.

En diálogo con Canal 26, Valzacchi explicó que en la Argentina los tratamientos más frecuentes son la fertilización in vitro con óvulos propios, seguida por la ovodonación y la preservación de la fertilidad en mujeres jóvenes.

El vocero Santiago Rey Valzacchi. Foto: Procrearte. El vocero Santiago Rey Valzacchi. Foto: Procrearte.

Además, destacó que cada vez más personas consultan antes de los 35 años, sobre todo para evaluar su fertilidad o congelar óvulos, incluso sin buscar un embarazo inmediato.

“Todavía hay quienes piensan que la fertilidad es eterna o que estos tratamientos son antinaturales”, aseguró. Para él, es clave derribar prejuicios, entender que la fertilidad es parte de la salud integral y acompañar a quienes atraviesan este proceso desde una mirada empática.

Jorge Cecchi jugó en la Selección argentina con Diego Maradona.

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Tres mujeres unieron sus vidas a través de la ovodonación

En el marco del Día Mundial de la Fertilidad, una historia profundamente humana recuerda al mundo que la maternidad puede construirse de muchas formas. Andrea, Silvina y Mariela no se conocían, pero terminaron unidas por un lazo tan poderoso como inesperado: la ovodonación.

Lo que comenzó como un tratamiento de fertilidad terminó transformándose en una cadena de generosidad y amor que les permitió a las tres cumplir el mismo sueño: ser madres. Hoy, Simona, Joaco y Aida no solo son hermanos genéticos, sino también del alma. "Los chicos se aman", dice Mariela, con una sonrisa que ilumina su rostro.

Día Mundial de la Fertilidad. Foto: Procrearte. Día Mundial de la Fertilidad. Foto: Procrearte.

Andrea tenía 47 años cuando decidió apostar por la ovodonación. Después de perder cinco embarazos y enfrentar un diagnóstico de trompas tapadas, su camino hacia la maternidad parecía estar lleno de obstáculos. Con la ayuda de la doctora Ester Szlit Feldman, especialista en obstetricia y ginecología de Procrearte, Andrea optó por utilizar óvulos de una donante anónima y esperma de un donante también anónimo.

El resultado fueron cinco embriones. Dos de ellos fueron transferidos, y uno de esos dio origen a Simona, su hija. Pero quedaron tres embriones congelados, y con ellos, un dilema ético y emocional: ¿qué hacer con ellos?

"Para mí eran hermanos genéticos de Simona", explica Andrea. "No podía desligarlos de ella. Eran parte de su historia, de su origen".

Durante años, esos embriones permanecieron congelados, mientras Andrea intentaba decidir qué hacer. Fue entonces cuando conoció a Silvina. Ella llegó a la vida de Andrea como una clienta en la empresa metalúrgica donde trabajaba. Durante un año, compartieron proyectos, reuniones y charlas casuales, pero fue hacia el final de su colaboración que la conversación dio un giro inesperado. "¿Vos tenés hijos?", surgió la pregunta en un momento de intimidad.

La inquietud fue como una daga en el corazón para Silvina, quien había descubierto que sus óvulos ya no funcionaban y que la ovodonación era su única opción para ser madre. "Cuando Silvina me contó su historia, le dije: 'Mirá, tengo tres embriones esperando encontrar un vientre donde crecer y una madre'", recuerda Andrea.

Para Silvina, la respuesta fue inmediata: "Sí, obvio que quiero, ¿cómo no lo voy a querer?". Así, los embriones que habían sido creados con tanto amor y esperanza, encontraron un nuevo destino. Silvina quedó embarazada y dio a luz a Joaco, el segundo hijo de esa "familia genética" que comenzó con Andrea.

Día Mundial de la Fertilidad. Foto: Procrearte. Día Mundial de la Fertilidad. Foto: Procrearte.

Pero la historia no terminó ahí. Quedaba un embrión que encontró su camino hacia Mariela, una mujer de 48 años que también había enfrentado el dolor de la infertilidad. Después de que su marido decidiera no continuar con el proceso de ovodonación, Mariela se encontró sola en su deseo de ser madre.

Fue a través de un mensaje en Facebook que Silvina, quien ya había vivido su propia experiencia con la ovodonación, se enteró de la situación de Mariela. "Tengo un embrión congelado y, si vos estás de acuerdo, te lo dono", le dijo Silvina.

Mariela no dudó. "Era como que se estaba dando todo demasiado rápido, demasiado bien", recuerda. La transferencia del embrión fue exitosa, y en junio de 2021 nació Aida, completando así una cadena de favores que unió a tres mujeres en una historia de amor, generosidad y maternidad.

Los niños nacidos de estos tres embriones no solo comparten un origen genético, sino también un compromiso que sus madres establecieron desde el principio: ser hermanos en la vida, no solo en el laboratorio. "El compromiso era que los chicos estuvieran en contacto, que supieran que son hermanos", explica Silvina. "Porque el día de mañana Andrea y Mariela no van a estar, yo no voy a estar, pero los chicos se van a tener".

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