Las amenazas espaciales, cada vez más presentes: el Reino Unido quiere reforzar la defensa de sus satélites
Apenas un año después de que el Comando Espacial del Reino Unido lanzara al espacio el primer satélite británico de apoyo a operaciones militares capaz de capturar imágenes y vídeos diurnos de la superficie terrestre, el país europeo está construyendo sensores para contrarrestar los láseres que adversarios podrían utilizar para cegar satélites o interceptar e interrumpir comunicaciones.
El Gobierno indicó que gastará unas 500.000 libras en el proyecto, consciente de que necesita urgentemente reforzar las defensas de los sistemas espaciales militares a medida que los adversarios mejoran sus propias capacidades de ataque en el espacio.
Los ejércitos dependen de los satélites para las comunicaciones, la vigilancia y los datos de orientación de soldados, buques de guerra y armas. Sin sus activos espaciales, los ejércitos occidentales “no pueden comprender, moverse, comunicarse y luchar eficazmente”, dijo el miércoles el general Paul Tedman, jefe del Comando Espacial de Reino Unido.
Los responsables espaciales europeos y de otros ejércitos occidentales advierten del aumento de la actividad hostil en el espacio, que podría perturbar las operaciones de las fuerzas terrestres y marítimas.
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Las principales potencias del mundo invierten en tecnología espacial
Aunque Estados Unidos domina el gasto público en espacio a escala mundial, Francia y Alemania fueron los dos países europeos que más gastaron en este campo el año pasado.
La semana pasada, el ministro de Defensa alemán advirtió de la creciente amenaza que representa Rusia y anunció que Berlín invertirá 35.000 millones de euros en seguridad espacial en los próximos cinco años.

Las iniciativas de Francia relacionadas con el espacio incluyen liderar una inversión de 1500 millones de euros en Eutelsat, un competidor francés del servicio de comunicaciones por satélite Starlink de Elon Musk.
Los satélites del Reino Unido, claves para la soberanía de las Islas Malvinas
El Reino Unido refuerza su presencia ilegal en el Atlántico Sur mediante el uso de satélites de observación y comunicación que resultan esenciales para el control y la defensa de las Islas Malvinas. Estas tecnologías permiten a Londres mantener una vigilancia constante sobre la región, monitorear el tráfico marítimo y aéreo, y detectar cualquier actividad que considere una amenaza a su soberanía en el archipiélago.
La estrategia satelital británica no solo responde a fines defensivos, sino también a intereses geopolíticos. En un contexto en el que Argentina mantiene su reclamo soberano sobre las Islas Malvinas, el despliegue de tecnología espacial refuerza la posición del Reino Unido y consolida su influencia en una de las zonas más sensibles del Atlántico Sur.

Por si fuera poco, el radar británico ubicado en Tolhuin, Tierra del Fuego, posee la capacidad de monitorear satélites militares que orbitan el hemisferio sur, pertenecientes a potencias como China, Rusia, Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, el propio Reino Unido y Argentina, entre otros más de 50 países.
Así, el uso de estas plataformas otorga a Londres una ventaja táctica significativa, ya que reduce la necesidad de patrullajes presenciales y permite un control remoto eficaz del territorio.


















