Sub Pop Festival, una tormenta de distorsión en Buenos Aires

¿Huele a espíritu adolescente? La mayoría de los que entraban el domingo lluvioso a Niceto promediaban la treintena; y las remeras de Nirvana y las camisas leñadoras lucidas acusaban un buen tiempo en el ropero. Aunque el grunge sea, un sello de goma o una moda para algunos, para los que llenaron el club de Palermo esa combinación de punk, metal y melancolía que sacudió al rock hace más de dos décadas sigue siendo un sacerdocio. También es el caso de Sup Pop, sello insigne de la movida de Seattle, que cuenta con festival propio y que pasó este fin de semana por Buenos Aires. El menú era más que interesante: unos tan míticos como outsiders y unos nóveles de su catálogo. En otras palabras: Mudhoney y METZ.

A algunas bandas canadienses les endilgan padecer bajas temperaturas entre el cuello y el estómago. Ni bien pisó las tablas METZ, este prejuicio quedó automáticamente desterrado. Son un trío y son una aplanadora, pero ni de casualidad tienen algo en común con la banda que se imaginan. Lo suyo es aporrear los instrumentos de manera salvaje y sonar como un caballo desbocado a toda velocidad. Por momentos, Alex Edkins, cantante y guitarrista, recuerda al Cobain mas rabioso (justamente, el que grababa en Sub Pop). Acaso lo único objetable de METZ sea que la sucesión sin respiro de temas haga difícil de distinguir unos de otros, cosa que sí se podría apreciar en un disco. De todas maneras, dejaron el escenario en llamas.

Si Mark Arm (voz, guitarra fuzz y alma máter de Mudhoney) hubiese saludado con un “We are Mudhoney and we play rock and roll” -tomando prestadas las palabras de Lemmy Killmister-, no hubiese mentido ni por un segundo. Lo que se iba a desatar a continuación no era grunge, ni garage, ni punk, ni ninguna etiqueta que se le endosó al cuarteto. Aquello era rock, a secas: simple, visceral y directo.

En su tercera visita al país, Mudhoney repasó toda su carrera, desde clásicos como “Touch me I´m sick” o “Suck you dry” a temas de su último disco Vanishing Point como “I like it small”. Secundado por el barbado Steve Turner en las otras seis cuerdas, Arm abandonó su guitarra y bailó como un epiléptico durante la última mitad del show. Era domingo y se acercaba la medianoche, pero la afición quería más. Y se lo dieron: luego de un par de bises, vino “Fix me”, cover de Black Flag. Dieron todo en el escenario y demostraron que son parte de la historia del rock, mucho más que una banda grunge.