Secretos de cocina: por qué las esponjas tienen dos colores y qué pasa si la uso del lado incorrecto

La cocina es uno de los lugares más importantes de la casa. Uno de los objetos más usados es la bacha donde se lavan alimentos como frutas y verduras y, además de platos, ollas y utensilios. Para ello, la esponja es una de las herramientas clave más usadas. Muchos notan que tiene dos lados de diferente color, pero pocos saben exactamente para qué sirve cada uno.
Amarillo y verde son los colores tradicionales de la clásica esponja. ¿Cuál es la función de cada lado?
El lado A de la esponja
El lado amarillo es la parte más suave y está diseñado para lavar superficies delicadas. Su textura permite remover restos de comida sin rayar ollas, platos o vasos de vidrio. Es el lado ideal para el lavado diario y para utensilios antiadherentes.
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El lado V de la esponja
Por otro lado, el lado verde es más áspero y tiene función abrasiva. Está pensado para limpiar suciedad difícil, como restos pegados en cacerolas, sartenes de acero inoxidable o rejillas. Su material ayuda a desprender grasa y comida endurecida.

¿Qué pasa si se usa la esponja del lado incorrecto?
- Usar la esponja de forma incorrecta puede dañar la vajilla. Frotar el lado verde en una sartén antiadherente puede deteriorar el recubrimiento, haciendo que pierda su capacidad de cocinar sin pegarse.
- La elección de qué lado usar depende de la suciedad y del material que se esté limpiando. Una buena práctica es comenzar siempre con el lado amarillo y solo pasar al verde si es necesario.
- Mantener limpia la esponja, evita bacterias
- Es importante mantener la esponja en buen estado. Se recomienda enjuagarla después de cada uso, escurrirla y dejarla secar para evitar la acumulación de bacterias que producen mal olor.
Los errores más comunes al momento de lavar los platos
Enjuagar los platos antes de usar el lavavajillas
Muchas personas piensan que enjuagar los platos con una esponja antes de colocarlos en el lavavajillas ayuda a eliminar la grasa y los restos de comida, facilitando así su limpieza. Sin embargo, este paso no solo es innecesario, sino que puede resultar contraproducente.
Los detergentes para lavavajillas están especialmente formulados para actuar sobre platos sucios, por lo que el prelavado puede reducir su efectividad. De hecho, enjuagar los platos previamente puede interferir con los sensores del lavavajillas y hacer que el lavado sea menos eficiente.
Utilizar detergente en exceso
Usar mucho detergente no asegura una mejor limpieza de los platos; de hecho, puede tener el efecto contrario. Un exceso de jabón puede dejar una capa gelatinosa sobre la vajilla, difícil de enjuagar y poco higiénica. Según los especialistas, lo ideal es aplicar solo unas gotas de detergente en la esponja —especialmente si se trata de una fórmula concentrada— para lograr una limpieza efectiva sin residuos.

Lavar con la pileta de la cocina sucia
Antes de comenzar a lavar los platos, es fundamental asegurarse de que la pileta esté limpia, ya que las bacterias acumuladas en la bacha pueden contaminar los utensilios durante el lavado. Lo mismo aplica al lavavajillas: es importante realizar una limpieza periódica para mantener su buen funcionamiento.
Lo recomendable es higienizarlo cada dos semanas, aunque la frecuencia puede ajustarse según el nivel de uso. Esta práctica no solo elimina malos olores, sino que también mejora la eficiencia del lavado, ya que los residuos de comida y jabón pueden afectar el rendimiento del aparato.

Que el agua salga muy caliente o muy fría
Regular la temperatura del agua al lavar los platos es clave tanto para lograr una limpieza efectiva como para cuidar la salud de quien realiza la tarea. El agua demasiado caliente puede provocar quemaduras o dañar la piel, incluso usando guantes, mientras que el agua fría dificulta la eliminación de la suciedad, ya que el calor facilita el desprendimiento de grasa y restos de comida.
En el caso del lavavajillas, se aplica el mismo principio: si permite ajustar la temperatura, lo ideal es que alcance unos 48 °C para garantizar una limpieza óptima.
Guardar los platos sin secar
Es fundamental evitar guardar la vajilla cuando todavía está húmeda. Aunque se trate de platos de uso diario que se volverán a utilizar en poco tiempo, la humedad favorece la formación de moho y puede contaminar el interior de las alacenas.