La tragedia que esconde la pintura sobre la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires y la huida de Sarmiento

En el verano porteño de 1871, una enfermedad de la que nada se sabía hizo estragos en Buenos Aires. Muertos, testamentos adelantados y figuras públicas que huyeron hicieron de un combo fatal. Qué hay detrás de una de las postales más desoladoras que dejó la peor temporada veraniega porteña.

Por Yasmin Ali

Sábado 30 de Marzo de 2024 - 07:08

Episodio de la fiebre amarilla, óleo sobre tela de Juan Manuel Blanes Episodio de la fiebre amarilla, óleo sobre tela de Juan Manuel Blanes

El brote sin precedentes que vive Argentina a consecuencia del dengue, hizo que varios de nosotros recordemos lo que dejó el fatal verano de 1871 en Buenos Aires: la fiebre amarilla había llegado y arrasó con una población que nunca supo cómo actuar ya que la causa de su contagio se conoció años después.

Buenos Aires fue un cementerio abierto hace 153 años, tal es así que terminó impulsando la creación del Cementerio de la Chacarita. Pero como muchas veces pasa, el Estado no estuvo a la altura y fueron los ciudadanos quienes se pusieron al frente para socorrer a los más vulnerables, e incluso, dando su vida por ello. La icónica obra de Juan Manuel Blanes habla de ello.

Hospital atendiendo a enfermos de fiebre amarilla Hospital atendiendo a enfermos de fiebre amarilla

Juan Moreira, gaucho, cultura argentina

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“Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires”

Hoy sabemos que tanto el dengue como la fiebre amarilla son enfermedades causadas por la picadura de un mosquito, pero para 1871 la ciencia no había avanzado lo suficiente. A eso hay que sumarle un frágil sistema de salud, dejando un saldo desolador: murieron entre 13.600 y 14.000 porteños que, para la época, significaban el 8% de la población.

Fueron meses donde el terror, el miedo y la ignorancia reinaban en la Ciudad. Era común ir al barrio de San Telmo y presenciar escenas dramáticas como cadáveres en el piso y niños huérfanos. Eso fue lo que el uruguayo Blanes dejó para la posteridad en uno de sus cuadros más famosos y para ello se basó en una historia real.

El suceso en cuestión ocurrió el 17 de marzo del mencionado año, en la vivienda de Balcarce 384. El sereno Manuel Domínguez vio la puerta abierta y encontró una desoladora escena: una mujer, la italiana Ana Brisitiani, muerta en el piso y un bebé hambriento que buscaba alimentarse. El menor fue llevado a la comisaría y terminó en la Casa de Niños Expósitos porque su padre, presuntamente enfermo en La Boca, nunca fue encontrado.

Roque Pérez en el centro y a Manuel Argerich, a su derecha Roque Pérez en el centro y a Manuel Argerich, a su derecha

El lienzo, de 2,30 por 1,80, muestra parte de lo relatado, pero suma a dos personajes: José Roque Pérez y Manuel Gregorio Argerich. Si bien la obra no es fidedigna, era necesario que estos dos hombres aparezcan para dar contexto ya que fueron protagonistas de aquellos meses. Ante la falta de respuesta de autoridades, los vecinos decidieron congregarse en lo que hoy es Plaza de Mayo y organizar una "Comisión Popular de Salud Pública".

La misma estuvo presidida por Pérez, quien lo primero que hizo fue redactar su testamento, los periodistas Héctor Varela y Carriego de la Torre, el vicepresidente de la Nación Adolfo Alsina (quien luego huiría), Adolfo Argerich, Carlos Guido, Bartolomé Mitre, Domingo César y el sacerdote irlandés Patricio Dillon. La comisión se encargó de ir a los lugares afectados y desalojar a aquellas personas, en su mayoría humildes, viviendo en conventillos de forma infrahumana. Unas de las consecuencias que despertó la epidemia fue la fuerte xenofobia hacia aquellos inmigrantes, en su mayoría italianos, a los que se los acusaba de ser los principales culpables de propagar la enfermedad. Los hombres protagonistas del cuadro morirían con dos meses de diferencia: el 26 de marzo Roque Pérez y el 25 de mayo, Argerich.

Médicos atendiendo a víctimas de la fiebre amarilla Médicos atendiendo a víctimas de la fiebre amarilla

Descubrieron un palacio faraónico que perteneció a un importante rey del antiguo Egipto. Foto Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

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El presidente que huyó

Era el mes de marzo y la situación era insostenible, se calculaban 150 a 200 muertes diarias y la falta de información volvía más confuso el panorama.

El puerto fue puesto en cuarentena, no se permitía el ingreso a la Provincia y más de la tercera parte de los porteños dejó la ciudad. Por las noches se encendían fogatas con madera y alquitrán porque se creía que la enfermedad era transmitida por el aire.

La locomotora La Porteña se usó para trasladar cadáveres al cementerio de la Chacarita La locomotora La Porteña se usó para trasladar cadáveres al cementerio de la Chacarita

El 19 de marzo, el entonces presidente Domingo Sarmiento "se alejó" en tren a Mercedes. La prensa denunció el hecho como "el presidente huyendo" y no fue el único, su vice Alsina se fue a una estancia, el gabinete, miembros de la Suprema Corte de Justicia, diputados y senadores harían lo mismo.

Domingo Sarmiento, El Zonda, periodismo Domingo Sarmiento, El Zonda, periodismo

Si bien las cifras oficiales y más fidedignas difieren, se estima que murieron entre 13.600 y 14.000 porteños, la mayor parte vivía en San Telmo y Monserrat y el 75% eran inmigrantes.

En cuanto a Blanes, el 8 de diciembre de ese año exhibió el cuadro en el foyer del Teatro Colón. Pero la oferta del gobierno argentino para quedárselo llegó tarde y actualmente se encuentra en el Museo de Artes Visuales de Montevideo. Su autor murió en 1901, en Italia, y hoy es considerado "el pintor de la patria".

 

Por Yasmin Ali

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