Operación sin precedentes: el jefe de Mossad afirmó haber debilitado el programa nuclear iraní tras un ataque conjunto con Estados Unidos

En un tono poco habitual para la inteligencia israelí, el director del Mossad, David Barnea, ofreció una declaración pública para calificar de “históricos” los días que siguieron a la ofensiva contra Irán.
Hablando desde un centro operativo de la agencia, Barnea aseguró que el ataque marcó un punto de inflexión en el conflicto entre ambos países, y agradeció explícitamente a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) por su colaboración estratégica.

“La amenaza iraní ha sido significativamente neutralizada”, afirmó Barnea, al describir una compleja operación militar y de inteligencia que combinó bombardeos aéreos, ciberataques y operaciones encubiertas en el propio suelo iraní.
La ofensiva, bautizada como “Rising Lion”, tuvo como objetivo principal desarticular el programa nuclear de Teherán, considerado por el gobierno israelí como una amenaza existencial.
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De acuerdo con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), comandos especiales actuaron dentro del territorio enemigo para facilitar la acción de la aviación israelí, que obtuvo una “libertad operativa sin precedentes” en el espacio aéreo iraní.

El jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, afirmó que la ofensiva logró un “daño severo, amplio y profundo” sobre las capacidades nucleares iraníes, que, según estimaciones oficiales, habrían quedado retrasadas por varios años.
“Israel se siente hoy como un país diferente”: los detalles de la ofensiva conjunta entre Israel y Estados Unidos
Uno de los aspectos más innovadores de la operación fue la infiltración de drones suicidas, ensamblados y desplegados desde dentro de Irán. Introducidos clandestinamente por agentes del Mossad mediante camiones, contenedores e incluso valijas, estos drones fueron utilizados para destruir misiles tierra-tierra y sistemas de defensa aérea que apuntaban a Israel.
Además, vehículos cargados con armamento pesado también fueron ingresados al país de manera encubierta, proporcionando una ventaja crítica a las fuerzas israelíes.
En paralelo, la CIA emitió un comunicado respaldando la operación. Su director, John Ratcliffe, confirmó que instalaciones clave del programa nuclear iraní fueron completamente destruidas y necesitarán años para ser reconstruidas.
La agencia también subrayó que sus informes se basaron en fuentes de inteligencia “históricamente confiables”.
Sin embargo, la respuesta de Teherán no se hizo esperar. En un contraataque masivo, más de 550 misiles balísticos y cerca de 1.000 drones fueron lanzados hacia Israel. El saldo fue devastador: 28 muertos, miles de heridos y daños severos en infraestructura residencial, hospitalaria y educativa.
A pesar del alto costo humano, desde Jerusalén consideran que la operación representó un punto de quiebre. “Gracias a esta ofensiva, Israel se siente hoy como un país diferente, más seguro y preparado para el futuro”, concluyó Barnea, dejando en claro que la vigilancia sobre el programa nuclear iraní continuará de forma sostenida.