El rey Guillermo y la reina Máxima de Países Bajos, otra vez bajo críticas: la arriesgada decisión que enfureció al pueblo holandés

Esta vez, el foco está puesto en su ya conocida residencia de descanso en Kranidi, una exclusiva localidad del Peloponeso griego. Por qué este destino trajo polémica y qué implica para los monarcas.
Máxima Zorreguieta y Guillermo de Holanda.
Máxima Zorreguieta y Guillermo de Holanda. Foto: EFE.

Los reyes Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta de los Países Bajos se encuentran, nuevamente, en el centro de las críticas por el lugar elegido para sus vacaciones de verano. Esta vez, el foco está puesto en su ya conocida residencia de descanso en Kranidi, una exclusiva localidad del Peloponeso griego. La pareja real adquirió esta propiedad en 2012 por una suma estimada de cinco millones de euros, luego de haber vendido su anterior casa en Mozambique, un paso que en su momento también generó controversias.

Desde entonces, las críticas por parte de la prensa neerlandesa no cesaron. La revista Story, especializada en temas de la realeza, fue una de las que cuestionó duramente que los reyes pasen hasta ocho semanas fuera del país.

La reina Máxima de los Países Bajos_NA
La reina Máxima y el rey Guillermo de los Países Bajos. Foto: NA.

“¿El rey Guillermo y la reina Máxima Zorreguieta no deberían seguir el ejemplo de sus homólogos extranjeros?”, planteó el medio, en comparación con otras casas reales europeas, como la española o la sueca, que optan por destinos vacacionales nacionales.

Vacaciones bajo la lupa: la realeza y el dilema detrás del destino elegido

Justine Marcella, editora de Story y experta en temas monárquicos, comentó al respecto: “Me encantaría que pasaran sus vacaciones en Zelanda, Limburgo o Terschelling. ¡Porque los Países Bajos son preciosos!”. No obstante, reconoció: “No creo que lo hagan nunca. Eligen el anonimato y la seguridad”.

Otro especialista, Jeroen Snel, opinó que, si bien se entiende el deseo de privacidad, “estaría bien que pasaran un fin de semana largo o entre semana” en alguna región del país. Según él, un gesto de ese tipo acercaría a los monarcas a sus ciudadanos, reforzando el lazo institucional. De hecho, la agenda oficial del rey Guillermo Alejandro permanecerá despejada durante gran parte del receso, a excepción del 15 de agosto, cuando asistirá a una conmemoración en La Haya.

No obstante, este no es el primer incidente vinculado a la villa griega. En octubre de 2020, en plena pandemia de COVID-19, los reyes viajaron a Grecia con sus hijas pese a las restricciones impuestas por el propio gobierno neerlandés. La presión social fue tan intensa que debieron regresar anticipadamente y ofrecer disculpas públicas en un video. “Fue muy imprudente”, reconocieron en ese entonces.

La casa de verano de Máxima y Guillermo de Holanda en Grecia. Foto: Pinterest.

La villa está dividida en tres partes, incluyendo un amplio living luminoso con cocina y baño, un dormitorio principal de 100 metros cuadrados con jacuzzi, y dos dormitorios adicionales con baños. También cuenta con una enorme pileta.

En los últimos días, la princesa heredera Amalia fue fotografiada en Grecia junto a un grupo de amigas, aparentemente alojadas en la misma residencia de Kranidi. Cabe destacar que fue en esa zona donde Guillermo y Máxima asistieron a una boda real años atrás y se enamoraron del paisaje mediterráneo.

A pesar de las críticas, los defensores de la monarquía sostienen que la elección del lugar responde a cuestiones de logística, seguridad y necesidad de descanso fuera del ojo público. Sin embargo, en un país con fuerte tradición democrática y valores igualitarios como Países Bajos, este tipo de decisiones puede tensar la relación entre los monarcas y su ciudadanía.

Familia Real de Países Bajos. Foto: Reuters.
Familia Real de Países Bajos. Foto: Reuters.

El debate sobre si la familia real debería vacacionar dentro de su país, como gesto de cercanía, pertenencia y austeridad digno de la naturaleza holandesa, sigue vigente. Con las críticas constantes de la prensa, la balanza entre la privacidad, el deber institucional y la expectativa del pueblo parece cada vez más difícil de equilibrar para los monarcas.