No es desconfianza, es memoria: el amplio historial de invasiones y violaciones de Rusia por el que Ucrania y Europa le exigen garantías de seguridad

Desde la Unión Soviética, la ex Tierra de los zares acumula un historial de abusos a otros naciones y erosión sistemática de la soberanía de diversos Estados.
La interminable guerra entre Rusia y Ucrania. Foto: Grok.
La interminable guerra entre Rusia y Ucrania. Foto: Grok.

La exigencia de garantías de seguridad sólidas por parte de Ucrania y Europa no es fruto de un excesivo escepticismo, sino de una acumulación histórica de invasiones, violaciones de acuerdos internacionales y erosión sistemática de la soberanía de diversos Estados por parte de Rusia (y anteriormente, de la Unión Soviética).

A continuación, un análisis con contexto histórico extendido y respaldo documental.

1. La sombra de la Unión Soviética: invasiones, represión y realpolitik

1939 – Polonia y Finlandia

La Unión Soviética firmó el Pacto de No Agresión Molotov–Ribbentrop con la Alemania nazi y, poco después, invadió Polonia por el este, mientras Hitler lo hacía por el oeste, violando así la soberanía polaca. Al mismo tiempo, atacó Finlandia durante la Guerra de Invierno, intentando expandirse por la vía militar.

Viacheslav Mólotov (izda.) y Joachim von Ribbentrop (dcha.) tras la firma del Tratado de Amistad entre la Unión Soviética y Alemania, 28 de septiembre de 1939. Un mes antes habían firmado el pacto Molotov-Ribbentrob. Foto: Wikimedia Commons / Dominio público

1940 – Repúblicas bálticas

La URSS ocupó Estonia, Letonia y Lituania, incorporándolas como repúblicas soviéticas sin consentimiento alguno y en abierto desprecio de su independencia de facto.

1956 – Hungría

La represión soviética contra la revolución húngara constituye uno de los ejemplos más brutales de intervencionismo dentro de su propio sistema político de influencia.

1968 – Checoslovaquia: fin de la Primavera de Praga

El régimen reformista de Alexander Dubček fue aplastado por una invasión del Pacto de Varsovia liderada por Moscú. La ofensiva marcó el fin del intento de instaurar un “socialismo con rostro humano”. El principio ideológico que justificó la intervención fue la Doctrina Brezhnev, legitimadora del control soviético sobre sus satélites.

La resistencia civil, incluso heroica, tuvo momentos emblemáticos, como la Batalla por la Radio Estatal, donde ciudadanos defendieron edificios clave frente a tanques soviéticos, resultando en decenas de muertos.

1979 – Afganistán

La intervención soviética inició una guerra que duró una década, dejando devastación, alta mortalidad civil y desplazamiento masivo.

2. La Federación Rusa tras el colapso soviético: intervención y rupturas de acuerdos

1994 y 1999 – Chechenia

Moscú libró dos guerras devastadoras para mantener a Chechenia dentro de su órbita, desatando conflictos de alta intensidad y destrucción.

Muchos analistas dentro y fuera de Rusia dudan del inicio de la segunda guerra chechena, iniciada tras raros atentados en la periferia de Moscú, que se dicen podrían haber sido perpetrado por la propia ex KGB que Putin dirigía, iniciando un mecanismo de ganancia de imagen política mediante conflictos bélicos, ascendiendo en la escena nacional por delante de Boris Yeltsin y manteniendo este modus operandi ante posteriores bajadas de su imagen pública frente a fenómenos como el de Alexéi Navalny.

2008 – Georgia

Rusia intervino militarmente, ocupando Abjasia y Osetia del Sur, y desafió los principios de integridad territorial y soberanía suscritos en la Carta de la ONU, en OSCE y en el Estatuto del Consejo de Europa.

Además, incumplió su compromiso de permitir acceso pleno a misiones de observación de la ONU, del OSCE y de la UE, según acuerdos posteriores al conflicto.

3. Ucrania: el punto de quiebre

El Memorándum de Budapest (1994)

Fue el pilar sobre el que Ucrania entregó su arsenal nuclear (el tercero más grande del mundo tras la URSS). A cambio, Rusia, EE.UU. y Reino Unido prometieron respetar su independencia, soberanía y fronteras, y abstenerse de usar la fuerza o ejercer coerción económica.

Violaciones del Memorándum

2014: Rusia anexó Crimea y respaldó militarmente las revueltas en Donbás, rompiendo flagrantemente sus compromisos.

También operó acciones coercitivas como la construcción de una estructura en el estrecho de Kerch que amenazó la integridad territorial ucraniana.

Expertos internacionales indican que, aunque el Memorándum no obliga a intervención militar como la OTAN, sí impone una obligación política de sanción o apoyo frente a violaciones. El presidente Zelensky ha denunciado que los firmantes “no hicieron un carajo” por que el acuerdo se cumpla.

2014 – Reacción internacional

La Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 68/262, afirmando la integridad territorial de Ucrania y declarando inválido el referéndum de Crimea, aunque Rusia vetó resoluciones relacionadas en el Consejo de Seguridad.

Además, varios países del G7 condenaron la anexión por violar la Carta de la ONU y los tratados internacionales.

2015 – Siria

Rusia intervino militarmente para sostener al régimen de Bashar al Assad, usando bombardeos masivos que causaron numerosas víctimas civiles, representando una intervención en contra de acuerdos de no agresión y respeto a la soberanía. El régimen terminó cayendo.

2022 – Invasión total de Ucrania

La violación del Memorándum se profundizó, junto con una transgresión directa a la Carta de la ONU y múltiples resoluciones de la Asamblea General.

La ONU adoptó la Resolución ES-11/4, repudiando los referéndums rusos en distintas regiones ucranianas (Donetsk, Luhansk, Jersón y Zaporiyia), calificándolos como ilegítimos e instando a la retirada inmediata e incondicional de Rusia.

4. Conclusión: la desconfianza como respuesta racional

El patrón está claro y documentado: Rusia firma, pero incumple. Desde la Doctrina Brezhnev hasta el Memorándum de Budapest, la historia da cuenta de un comportamiento consistente: utilizar tratados cuando conviene y violarlos cuando lo impone su interés estratégico.

Por eso, cuando Ucrania y Europa exigen garantías reales, verificables y respaldadas internacionalmente, no están siendo paranoia; están haciendo lo que dicta la experiencia viva, tras casi un siglo de agresiones y traiciones.